Viendo cuestiones como la mencionada, cada vez quedan menos dudas de que con la actuales prácticas políticas los principales beneficiados o damnificados, según el caso, en una noche electoral no son los que vitorean en las calles a este o aquel líder. Que la ciudadanía gane o pierda con los resultados no es de dudar, pero tampoco que quien más gana o pierde son los acólitos de los que salen en los carteles. Imagínense, cómo habrían variado los ingresos en el domicilio del primer teniente de alcalde y concejal de Urbanismo de la capital grancanaria; y antiguo comercial de una oficina bancaria de la calle Tomás Morales, de no haberse producido la victoria del quince en Gran Canaria del PP y la subsiguiente habilitación para poner en marcha la pinza anti-Ican. Nadie se habría acordado de Juliana, su esposa, para dirigir el Icfem y ella se habría quedado sin enterarse nunca de cuál es la utilidad de ese organismo.