Máxima cortesía

Del mismo modo que ha habido críticas por parte de algún célebre detenido por una de las dos operaciones policiales de ringo rango en marcha, en el caso de Abelardo Martínez no hay queja alguna. Fuentes cercanas al imputado aseguran que los agentes que le detuvieron fueron muy discretos y que eligieron un momento de mínimo impacto para comunicarle a Martínez su detención. Ni lo esposaron ni montaron un revuelo, y hasta lo esperaron mientras recogía algunas prendas para su traslado a comisaría. Por motivos de logística, incluso, los agentes que lo trasladaron a Gran Canaria lo llevaron a comer a un restaurante en lo que la Justicia resolvía algunas diligencias previas a su ingreso en la Supercomisaría. Y hasta hicieron encajes de bolillos para evitar algún encuentro con la prensa. Ni una queja del afectado, nos aseguran, y como lo han dicho con tanta contundencia, nosotros lo reproducimos sin duda alguna.