Debe ser por el casi nulo caso que le estaban haciendo a Soria los medios de comunicación por lo que el líder del PP canario se ha lanzado a esta peligrosa aventura muy a lo Belén Esteban. ¡A mí la prensa, que voy a denunciar a una juez y a un periodista! ¡A mí la prensa, que Andreita no me se come el pollo! Y para allá que va la prensa boquiabierta ante una nueva payasada de un señor que quiere ser presidente del Gobierno de Canarias, por tercera vez, por cierto. Por lo menos hemos de alabarle el gusto de haber reconocido ser un ignorante en materia informática, lo que no ha sido obstáculo, óbice o valladar para irse a un notario a solemnizar tamaña mentecatez, lo que nos viene muy bien a los efectos de conocer qué fedatarios públicos escoge el señor Soria para las operaciones que nunca ha querido hacer en Las Palmas de Gran Canaria, su ciudad de residencia. El notario da fe de lo que ve, y es evidente que lo que le enseña Soria es lo que le enseña Soria, pero ponerle un sello notarial a una falacia no la convierte en certificado de incontestable trapisonda. Consigue, sin embargo, su propósito de salir en los medios y de lanzar infundios contra periodistas y jueces que investigan al PP, pero no estamos muy seguros de que esta actitud tan estúpida pueda reportarle ni un solo voto de más.