Soria trata de invertir la cruda realidad

Agobiado por la cascada de sentencias judiciales que ponen en entredicho sus cada vez más presuntas virtudes como administrador de lo público, el vicepresidente del Gobierno de Canarias y presidente del PP de Canarias, José Manuel Soria, ha decidido pasar al contraataque. Como hiciera en su día con la operación Eolo, cuando aprovechó una triquiñuela policial para meter injustamente en el ajo a un socialista que pasaba por allí, el vicepresidente intenta ahora nuevas piruetas que le permitan culpar al PSOE de asuntos tan enjundiosos como la sentencia de Emalsa o la de los derechos mineros de la montaña de Tebeto, en Fuerteventura. Pero ahora tropieza Soria con dos problemas que parecen insalvables: primero, que la inmensa mayoría de la prensa ya no le ríe la gracia como antaño y, segundo, la verdad, que es incontestable la muy puñetera.