¿Guante blanco? Ni hablar. Un mes sin cortar cintas y sin publicitarte más allá de lo estrictamente picaresco ha provocado ansia viva en los candidatos a las elecciones del 22 de mayo. El primer día con autorización oficial para pedir el voto, el primer día de vallas, pancartas, carteles, cuñas, banners y cuartos de página no podía ser más prometedor. Los candidatos, no tengan dudas, se han entregado a la causa de manera ciertamente apasionada, unos con más ímpetu que otros, pero todos haciendo buena esa máxima tan taurina de que hasta el rabo todo es toro. La mañana se estrenó con un debate de los tres candidatos con más posibilidades de dirigir Canarias en la Cadena Ser sin que podamos concluir que hubo bombazo o escaramuzas brillantes de uno con respecto a los otros dos. La noticia, por lo demás ya sabida, es que esta vez no hubo pinza de CC y el PP contra el PSOE, ni se vislumbró ese pacto entre socialistas y nacionalistas que casi todo el mundo da por hecho quizás por el automatismo que provoca la certeza de que con Soria nadie se quiere entender. O al menos eso parece. El candidato conservador fue quizás el más agresivo, en su tónica habitual, con el handicap de que el personal le tiene la matrícula más que cogida y difícilmente cuelan sus órdagos. Volvió a ser el más hábil en la utilización de la demagogia y de las tonterías dichas con absoluta solemnidad, o sea, solemnes tonterías.