Como viene siendo tónica habitual (y lo que nos queda por ver de aquí a las elecciones), el acto se caracterizó por el excesivo número de intervenciones de los representantes políticos. En un principio sólo estaban previstos los discursos de la vicepresidenta del Gobierno y del presidente de la Cámara, pero por la mañana Soria mandó a un propio a llamar para decir que o hablaba o no iba. Y ya saben cómo se pone de majadero este hombre cuando se amula. Así que hubo que cambiar todo el acto, porque al enterarse Pepa Luzardo, dijo, ay, pues yo también quiero hablar. Así que hablaron Soria, Pepa, Marisa Tejedor, Tadeo y Mari Mar Julios. Pero, puestos a valorar lo ocurrido, tenemos que agraceder a Soria su afán de protagonismo. Nos explicamos.