El investigado era nada menos que el hombre pantalla utilizado por Ignacio González Martín, uno de beneficiados por el pelotazo de Las Teresitas, para solicitar un préstamo de 33 millones de euros a CajaCanarias, donde el empresario ejercía como vocal del consejo de administración. Peón albañil con 720 euros de sueldo, consiguió ese milagro financiero sin mayores problemas. La magistrada lo consideraba una pieza clave para llegar al meollo de la trama. Pero siendo indiscutible que Carla Bellini ha cometido un error, un exceso que en su profesión tiene un plus de gravedad, más indiscutible es que no por ello debe echarse por tierra todo su trabajo en el caso de Las Teresitas. Y mucho menos que, imputada la juez, los presuntos autores del mayor pelotazo urbanístico de la historia de Canarias hayan quedado exonerados de toda responsabilidad.