El agente de la Policía Local de Telde objeto de tan indiscretas e inoportunas preguntas, estuvo unos cuantos días instalado en un sinvivir. Que un alto funcionario municipal te encuentre en un bar y, en presencia de un letrado consistorial, te empiece a inquirir sobre lo que sabes de las investigaciones de la Operación Faycán ya es para preocuparse. Pero que te llame días después a su despacho y, aprovechando que fueron compañeritos, que hay cierta autoridad moral y que ya sabes lo que puedo hacer por ti, te apriete las clavijas, pasa de castaño oscuro. Por eso el agente se personó ante el juez de Instrucción número 3 de Telde, el irreductible Javier García, y se lo contó todo. Su señoría se ha encariñado con el funcionario al que tanto preocupa su futuro pero desconocemos si ha reservado para él algunos minutos de gloria. O si es otro juzgado de la ciudad quien se ocupará de esas nuevas ramificaciones en forma de drago.