Se acabaron las machangadas en la cadena de filiales. Vuelve el espíritu competitivo, el olor a tigre y las goleadas al contrario. ¿Formación integral?, ¿fomento de valores deportivos y humanos que fortalezcan personalmente al futuro futbolista? Nada de nada. Catarsis y más niños competitivos que crezcan rápido en lo futbolístico a ver si los vendemos pronto. Esa es la nueva filosofía que ya ha llegado al último rincón de la cadena de filiales de la UD Las Palmas. Los padres más comprometidos y creyentes en las técnicas de la formación integral tienen la mosca detrás de la oreja. Quieren que sus hijos, alevines e infantiles, sean buenos futbolistas, claro que sí, pero sin renunciar a todo lo demás. Pero la catarsis pasa de esas cosas tan modernas y ya ha cursado las instrucciones pertinentes. Veremos los resultados.