Pilar Parejo trató de congeniar al máximo con Herrera Velázquez, pero no lo consiguió jamás. Venía con la costumbre ejecutiva de actuar sin consultar y eso, con un consejero con mando en plaza, termina por desencajar las cuadernas. Lo malo es que en una situación natural, la que tenía que haber saltado era ella y no el consejero. Porque si Herrera no era la persona más cualificada para el cargo, hizo mal el presidente en nombrarlo a él y no directamente a su novia, con lo que se habría evitado los presentes y futuros malos tragos. Pilar Parejo sigue, de momento, mandando, y hasta nuestros oídos han llegado incluso decisiones suyas tomadas a espaldas de los consejos de administración de empresas públicas como Hecansa. El otro día nombró director comercial y de marketing por sí misma y su mecanismo. Y el que venga atrás, que arree.