El extraño robo en el chalet del exministro Soria se queda en el cajón de los misterios sin resolver

Vigilancia policial ante la casa de José Manuel Soria. (CANARIAS AHORA)

Alexis González

Las Palmas de Gran Canaria —

El extraño robo de Nochebuena de 2016 en el domicilio familiar del exministro del PP José Manuel Soria seguirá siendo un misterio. Un juzgado de instrucción de Las Palmas de Gran Canaria ha devuelto el caso a la Policía, sin llegar a abrir diligencias previas, por falta de indicios y línea de investigación claras sobre la autoría y motivos de un presunto asalto que en pleno año de la dimisión de Soria como ministro de Industria, Energía y Turismo del gabinete de Mariano Rajoy desató una gran polémica y, en especial, teorías conspirativas ante el sorprendente suceso.

Dos años después de que la esposa de Soria, la procuradora Mari Carmen Benítez, denunciara ante la Policía Nacional que alguien había entrado en su vivienda entre las nueve y las doce de la noche de aquel 24 de diciembre, El Confidencial publicaba este lunes que el Juzgado de Instrucción 7 de Las Palmas de Gran Canaria archivaba la causa por falta de pruebas.

Según ha podido confirmar Canarias Ahora, en realidad el juez no ha archivado causa alguna porque nunca llegó a abrir diligencias de investigación. Precisamente por la ausencia total de indicios sobre la autoría o una línea de investigación clara de por dónde continuar las pesquisas, según recoge la Ley de Enjuiciamiento Criminal reformada en 2015.

En un hecho sin precedentes, o al menos fuera del procedimiento normal entre la Policía y la Administración de Justicia, desde la Jefatura Superior de Canarias se decidió remitir la denuncia original y las primeras pesquisas policiales al juzgado correspondiente, en funciones de guardia el día de autos, para evitar filtraciones. La respuesta del juzgado fue hacer cumplir la Ley de Enjuiciamiento Criminal y no abrir una investigación. Todo fue directo al cajón de los sobreseimientos y ahora, de vuelta al Cuerpo Nacional de Policía.

Tampoco ha quedado claro qué pudieron llevarse, aunque en las primeras horas después de la denuncia trascendiera que la familia del exministro echaba en falta joyas, documentos y dinero en metálico de una caja fuerte. “Fue un golpe limpio, sabían lo que buscaban”, llegaron a comentar fuentes policiales en esos primeros momentos. Y de ahí a las teorías conspirativas sólo quedaba un paso. O dos.

La cúpula de la Policía Nacional se tomó muy en serio ese presunto robo. Tanto, que a lo largo de todos estos meses, casi nada había trascendido de sus pesquisas. Era el secreto mejor guardado de la Supercomisaría de Las Palmas, hasta el punto de que se daba ya por perdido en algún cajón de su planta noble, sin que llegara a los tribunales de Justicia precisamente por eso: por falta de indicios y sospechosos.

Pero corrían tiempos en que la dimisión forzada de Soria López por descubrirse que sus empresas familiares operaban en paraísos fiscales como la isla de Jersey, al figurar su nombre en los papeles de Panamá, aún marcaba la agenda interna del PP. Tanto como para amagar Soria con unas memorias de las que nunca más se supo. Salvo el odio eterno del exministro hacia la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, al frente de los servicios de inteligencia del país.

¿Fue un autogolpe o fueron a por sus papeles comprometedores? ¿Cómo fue de limpia esa entrada a la casa sin dejar huellas? Lo cierto es que el único dato en todo este tiempo ha sido la aparición en el jardín de la mansión de una colilla de un cigarrillo, que tras los análisis de la policía científica cotejando ADN resultó ser de uno de sus hijos. Y que los sospechosos habituales de llevarse lo ajeno no suelen rondar ese barrio tan selecto.

Pero aparte de la especulación sobre qué interés había en dar un golpe de ese tipo en la mansión de un exministro y en uno de los barrios más señeros de Las Palmas de Gran Canaria, la polémica también se centró en los recursos y el despliegue que la cúpula de la Policía en Canarias decidió emplear durante los primeros meses, recursos que nunca se suelen utilizar en casos de robos como el de los Soria.

De entrada, el chalet de los Soria pasó a estar custodiado las 24 horas del día, en tres turnos de vigilancia estática en su calle, hasta que este diario desveló que un año y tres meses después de su dimisión, el exministro gozaba de una escolta de hasta ocho policías: los seis agentes que se turnaban todo el día delante de su casa, y el escolta y el chófer para sus desplazamientos dentro de la isla o al aeropuerto.

Fue a raíz de las noticias sobre el privilegio policial que le mantenía el gabinete de Mariano Rajoy a Soria cuando la Jefatura Superior de Policía de Canarias se planteó una retirada discreta del despliegue. Aprovechando el verano de 2017, la vigilancia estática del chalet de Tafira Alta dejó de realizarse las 24 horas. De forma paulatina el servicio pasó a cumplirse con una o dos pasadas de las patrullas por delante de su casa, hasta prácticamente dejarse ver si cuadraba circular por la zona.

La retirada de la vigilancia estática del domicilio particular de los Soria no evitó que ese mismo verano, en agosto, la Policía hiciera un despliegue por tierra, mar y aire para escoltar al exministro y a su esposa a sus vacaciones en Lanzarote. Ese mismo servicio de escolta dinámica lo ha mantenido José Manuel Soria hasta que este otoño el Ejecutivo socialista de Pedro Sánchez ha decidido retirárselo.

Hasta la fecha, sin que la Policía o el Gobierno diera explicaciones de los motivos de tanta protección a un exministro dimitido hacía más de dos años, internamente se había sostenido en la Delegación del Gobierno que como responsable de Energía podía ser objeto de trifulcas o agresiones por haber defendido las prospecciones petrolíferas en las Islas, contra la opinión mayoritaria de los canarios. O que como ministro de Turismo, seguiría siendo un potencial objetivo terrorista.

Dos años después de esa misteriosa denuncia de un robo y casi tres de su dimisión como ministro, José Manuel Soria disfruta escuchando al nuevo líder del PP, Pablo Casado, alabarle y presentarlo como una víctima por su salida de la política por la puerta de atrás. Y los presuntos cacos siguen sin aparecer, como tampoco, a día de hoy, lo que se oculta detrás de aquel “golpe limpio” de la Nochebuena de 2016.

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