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El Supremo ratifica la pena de 62 años para los tres asaltantes de una mujer de 80 años

Archivo - Fachada del Tribunal Supremo.

EFE

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El Tribunal Supremo (TS) ha ratificado la condena de un total de 62 años de cárcel para los tres acusados de asaltar a una mujer de 80 años y a los que se les atribuyen los delitos de robo violento en casa habitada, empleo de instrumentos peligrosos y los agravantes de abuso de superioridad, usar disfraz, detención ilegal y lesiones graves.

En concepto de responsabilidad civil deberán pagar de forma conjunta 5.300 euros por los días que tardaron en curarse las heridas, 33.200 por las secuelas que sufre la mujer, y 30.000 por daños morales.

La sentencia recuerda que los procesados se pusieron de acuerdo en la madrugada del día 27 de junio de 2019 para entrar en la vivienda de la anciana cuando estaba dormida y hacerse con bienes y objetos de valor, “asumiendo que podrían causarle daños físicos o intimidar a la víctima”.

Los tres se dirigieron al domicilio vestidos de oscuro, con rostro y cabezas totalmente cubiertas por pasamontañas o prendas similares y guantes para evitar ser identificados.

Una vez en el interior despertaron a la mujer para atemorizarla, esgrimiendo un cuchillo de cocina de 22 centímetros de largo y 12 de ancho.

Asimismo, según el texto judicial, se aprovecharon de la elevada edad de la víctima, su delicado estado de salud y el desconcierto por la incursión de tres varones desconocidos y encapuchados en horas de la madrugada, sin importarles el grave daño físico o psíquico que podrían causarle.

A continuación le asestaron repetidos y violentos golpes por el rostro, cabeza y cuerpo, además de apretarle fuertemente el cuello, ejerciendo presión como para estrangularla y con cinta americana.

Luego maniataron a la víctima de pies y manos, la amordazaron, inmovilizándola y tapándole la boca para que no pudiera pedir auxilio.

En el curso del asalto, los procesados registraron exhaustivamente la vivienda y forzaron con violencia una caja fuerte, en cuyo interior había lingotes de oro por un elevado valor, sin conseguir hacerse con los bienes que había en su interior, ya que no pudieron abrirla o desencajarla como era también su intención.

Finalmente, los procesados sustrajeron una cartera con documentación y dinero, apenas cien euros, así como joyas y salieron del lugar sobre las cuatro de la madrugada.

La víctima sería encontrada a las nueve de la mañana con traumatismo cranoencefálico con conmoción cerebral y hemorragia en la cabeza, hematomas y excoriación en el cuello, contusiones múltiples en la cara, entre otras lesiones que tardaron 45 días en curarse de los que tres estuvo muy grave.

Posteriormente presentó secuelas como trastornos cognitivos, daño neuropsicológico y alteración de las funciones cerebrales con trastornos de la memoria, episodios ocasionales de euforia o irritabilidad, reducción ostensible de la actividad social y necesidad de supervisión de algunas de las actividades diarias.

Ante el Supremo los condenados presentaron alegaciones como que no había pruebas contundentes en su contra, que la detención ilegal debe incluirse dentro del robo ya que la víctima no estuvo más tiempo retenida que el que precisó consumar éste y que no se valoró de forma correcta el abuso de superioridad.

Las defensas denuncian que su identificación se basó exclusivamente en que un día antes había sido vistos por los alrededores en lo que se ha interpretado como un “reconocimiento preparatorio”.

También critican que fueron reconocidos en comisaría por dos ciudadanos que salieron de la habitación del hotel alertados por los ruidos, sin verles las caras y que la víctima tampoco estaba en condiciones de reconocerlos.

Las cámaras de vigilancia resultaron decisivas a la hora de poder concretar quienes eran las personas por sus movimientos y corpulencia física entre otros elementos.

Las llamadas telefónicas entre todos ellos fueron constantes en los días y horas previas, se los localizó por el móvil en los alrededores de Puerto de La Cruz en las horas en las que se produjo el robo y el coche utilizado había sido alquilado por uno de los detenidos y también fue reconocido tras verse las imágenes grabadas.

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