España deja de ingresar millones de euros por su pobre distribución del empleo en el sector turístico

Hamacas apiladas en el sur de Gran Canaria por la ausencia de turistas y visitantes.

Toni Ferrera

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España es uno de los países que más ingresos genera gracias al sector turístico, pero esa mochila de ganancias podría crecer aún más si el empleo dentro de la industria estuviera mejor distribuido. Un estudio de dos investigadores canarios publicado recientemente en la revista Mathematics analiza esta cuestión, concluyendo que el subsector más rentable dentro del turismo es el servicio de agencias de viajes y reservas. Sin embargo, España apenas aprovecha esta carta, ya que solo destina el 2,6% de los trabajadores de la actividad turística a esta labor. La mayoría, el 49,2%, trabaja en la entrega de alimentos y bebidas, lo que a fin de cuentas “opera en la dirección opuesta”, destaca la investigación.

Los expertos Pablo Dorta González, del Instituto de Turismo y Desarrollo Económico Sostenible (TIDES) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), y Sara M. González-Betancor, del Departamento de Métodos Cuantitativos, también de la ULPGC, han examinado al dedillo la distribución del empleo en el sector turístico de 19 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros cinco: Brasil, Kazajstán, Malta, Rumanía y Sudáfrica. Y han llegado a la conclusión de que existen algunas ocupaciones más beneficiosas que otras.

Para ello, han utilizado datos de la OCDE y de la Organización Mundial del Turismo (OMT) desde el año 2008, el inicio de la crisis financiera, hasta el 2018. Los países elegidos son aquellos para los que existen cifras desagregadas de cómo está dividida la mano de obra en el sector turístico. Las variables escogidas para el análisis econométrico de datos van desde los ingresos por turista hasta el PIB per cápita de cada estado. Con todo, han elaborado un modelo que estima la rentabilidad económica de seis oficios en la industria: servicio de comida y bebidas, actividades culturales, alojamiento, transporte, deporte y recreación y agencias de viajes y reservas.

Antes de desgranar las conclusiones, el estudio compara algunos valores que permiten entender cómo funciona la industria turística en cada país. De todos ellos, España es la nación que cuenta con un mayor número de trabajadores, poco más de 2,5 millones, muy por delante de Brasil (2,12) y Turquía (2,06), los países que le siguen en la clasificación. España también es el estado que más ingresos genera gracias al sector, unos 75,3 billones de dólares al año, con Francia en el segundo lugar (58,9) y Reino Unido en el tercero (47,5).

No obstante, los ingresos por llegada, esto es, el dinero que se gasta cada turista en el destino, no se asemeja a las cifras anteriores. Hay una gran diferencia entre lo que invierte un viajero internacional en Australia, unos 4.730 dólares por viaje, a lo que se deja en España (920). Esta tabla la lidera el país oceánico, Nueva Zelanda (2.980) e Israel (1.890). “La hipótesis es que existen subsectores turísticos con un nivel potencial más alto que otros (…) Parece, por tanto, que los primeros países con turismo de masas con un bajo nivel de gasto frente a estos últimos, que son países con menor turismo, pero con un mayor nivel de gasto. También parece depender de la lejanía del origen y la renta per cápita de los países de destino”.

Además, los investigadores han estudiado la productividad de la mano de obra en términos de ingreso anual por trabajador, que para más inri también difiere entre países. Aquellos con un mayor rendimiento de su fuerza laboral turística, como Suiza (renta media anual en torno a los 116.000 dólares) e Islandia (105.000) cuentan con un nivel del PIB muy elevado, a diferencia de Brasil (2.725), Kazajstán (4.745) y Rumanía (8.309), que representan la otra cara de la moneda.  

Por último, queda por ver cómo están distribuidos los empleados en cada estado. Según la investigación de Dorta y González-Betancor, los países con un mayor número de trabajadores en la industria turística emplean la mayoría de estos en la hostelería; los que se encuentran a mitad del ranking lo hacen entre el servicio de comida y bebidas y alojamiento; finalmente, los últimos de la clasificación se apoyan también en estas actividades, pero no dejan de lado el subsector del servicio de transportes.

“Parece que los países con mayores ingresos por turista”, añade el estudio, “son los que tienen sus propias industrias turísticas. Mientras que los que cuentan con menores ingresos por turista son los que tienen la mayor parte de su mano de obra en las actividades de comida y bebidas y transporte de pasajeros”.

Como resultado principal, los investigadores estiman que “la fuerza laboral que se correlaciona más positivamente con los ingresos por llegada son la mano de obra de las agencias de viajes y otros servicios de reserva, seguida por la fuerza laboral de la industria de deportes y recreación”. Mientras tanto, en los estados que presentan una mayor mano de obra en la prestación de comida y bebidas, “opera en la dirección opuesta”.

De esto modo, se puede afirmar que España está dejando de ingresar millones de euros por una pobre distribución del empleo en el sector turístico. Actualmente, es la siguiente: alojamiento (16% de los trabajadores), industria cultural (4,4%), alimentos y bebidas (49,2%), transporte de viajeros (19,6%), deportes y recreación (8,2%) y agencias de viajes y reservas (2,6%).

Por qué es importante analizar el empleo en el sector turístico (y más ahora)

La investigación de estos dos expertos canarios llega en un momento de punto y aparte en el turismo internacional. La crisis del coronavirus ha obligado a repensar cómo será el sector pospandemia en los destinos cuya economía gira en torno a ello, como España y especialmente Canarias. “En un escenario como el actual, después de la crisis del coronavirus, es posible que muchos países empiecen de cero en su demanda y, en consecuencia, optar por realizar cambios en su política turística”, agrega el trabajo.

Hasta el momento no se ha estudiado lo suficiente cómo está repartido el empleo en el sector turístico. Se sabe suele atraer a trabajadores no cualificados, con poca experiencia y que están encontrando dificultades para hacerse con un trabajo. Y que por cada asalariado directo, otros tres indirectos surgen, como taxistas, guías turísticos o agentes de seguridad en los aeropuertos. “Mejorar la calidad y la comparabilidad de las estadísticas de empleo turístico mejorarían significativamente el seguimiento de los mercados laborales y el uso efectivo de mano de obra calificada, asegurando un desarrollo turístico sostenible”.

Con el dinero de los fondos europeos de reconstrucción, España y Canarias, donde se viene hablando de diversificación de la economía más de una década, podrían reorganizar su oferta turística y, por lo tanto, dejar de lado esa frase del ministro de Consumo, Alberto Garzón, que calificó al sector de “poco valor añadido”. Sin embargo, hacer eso no será fácil.

Dorta y González-Betancor sugieren que se podría lograr incorporando más trabajadores, actualmente desempleados, al sector turístico. O cambiando a los empleados de una actividad a otra. La mano de obra también podría reestructurarse movilizando las plantillas de industrias menos rentables a las que más. Pero eso conlleva el desarrollo de nuevas habilidades y destrezas, lo que implica costos de capacitación.

Shocks como la COVID-19 pueden acelerar esta transformación. La pandemia, como lo ha hecho en otros sectores, puede impulsar las empresas del sector turístico, aumentar la inversión en tecnología y reducir la proporción de empleados por cliente, o empleados por habitación (en el caso del sector hotelero)”, concluye la investigación. 

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