Qué ver en Zanzíbar: guía completa de la joya de la Costa Suajili

Bosque de cocoteros en una playa de Nungwi, en el norte de Zanzíbar.

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La cultura Suajili surgió de una verdadera tragedia humana: el comercio de esclavos y el establecimiento de una intensa relación comercial entre la costa este de África (actuales Tanzania, Kenia y el norte de Mozambique) y los países del orbe islámico. Zanzíbar fue la posta más importante de esta red. La historia oficial de la isla se inicia con el establecimiento de comerciantes persas. En el pequeño pueblo de Kizimkazi, muy cerca del extremo sur de la isla, está la Mezquita Kizimkazi Dimbani. Este edificio construido con piedra de coral contiene elementos que datan del siglo XII y que ponen de manifiesto la presencia efectiva de árabes en la zona en torno a los siglos X-XI. Pero la tradición comercial de la isla es mucho anterior: se han encontrado objetos romanos, indios, chinos… La cultura suajili es mucho más antigua que la llegada de los persas a la isla; pero fue el contacto con los comerciantes árabes el que logró cohesionar una gran extensión de territorio en torno a identidades comunes centradas en el propio comercio y en la conversión al islam de las élites locales.

Zanzíbar  Cultura y naturaleza. A dos pasos de la mezquita de Kizimkazi (que fue el primer templo islámico que se construyó en el Hemisferio Sur) nos encontramos con la Cueva de Salaam, un ‘zenote’ de agua salada transparente que suele estar plagada de tortugas marinas y peces tropicales. En esta zona sur de la isla abundan los lugares así. Una barrera de coral corre en paralelo a la costa resguardando las playas de arena blanca de los embates del Índico. El resultado son paisajes de litoral de extrema belleza donde se alternan las playas, los lagos de agua salada y arrecifes en los que basta ponerse unas gafas y un tubo para sumergirse en una verdadera explosión de vida marina.

Claves para preparar un viaje a Zanzíbar

La primera pregunta que hay que responder es cuántos días hay que dedicarle a la isla. No menos de cinco si es posible. Zanzíbar es relativamente grande y tiene muchísimas cosas que ver. Sólo explorar la zona histórica de la capital es un reto que te va a demandar al menos dos días. Stone Town es una verdadera ciudad monumental con una gran multitud de monumentos y museos interesantes. Así que al menos dos jornadas se deben dedicar a Stone Town y dar un salto a Changuu Island (isla Prisión) y aprovechar para hacer esnórquel en Nakupenda (VER GUÍA COMPLETA DE STONE TOWN). Otro aspecto importante a tener en cuenta es el régimen de mareas a la hora de planificar las visitas. Aprovechar las mareas altas para ver el interior y las bajas para acercarse a una costa que es, sencillamente, alucinante.

Otra pregunta es cuándo viajar a Zanzíbar. El Índico es la cuna de los temibles monzones: en la Costa Suajili hay dos temporadas de lluvia: la más importante se produce entre los meses de marzo y mayo, mientras que el otro pico de lluvias (bastante menos copiosas) se produce en noviembre y la primera mitad de enero. Así que las temporadas secas son los periodos comprendidos entre junio y noviembre y los meses de enero y febrero.

¿Me hace falta visado para visitar Tanzania? Sí pero puedes tramitarlo fácilmente online o a tu llegada al aeropuerto de entrada.

¿Es posible recorrer la isla por nuestra cuenta? Sí. Las opciones más caras es contratar un taxi para hacer las excursiones (lo que no te va a librar de arduas jornadas de regateo aunque se cierran los precios en torno a los 30 euros para ir desde Stone Town hasta el sur de la isla) o alquilar un coche. Aquí tienes que tener en cuenta dos cuestiones. La primera es que aquí se conduce por la izquierda con lo que eso supone en un país africano (aunque no existe el caos del continente) y la otra es que para poder llevar el coche deberás pagar una tasa de diez dólares estadounidenses (el trámite se hace en el Aeropuerto). Los precios de los coches de alquiler de gama media rondan los 25 euros por día. Otra cosa que hay que tener en cuenta es que la policía te parará bastante para intentar multarte o sacar alguna propina. ¿Y el transporte público en Zanzíbar? Pues no está nada mal y llega a bastantes sitios. Aquí los autobuses reciben el nombre de dalla-dalla y conectan Stone Town con los principales pueblos de la isla (el destino está señalizado al frente de los vehículos). Los precios de los billetes rondan el euro con pocos céntimos. Eso sí, olvídate de horarios y de paradas establecidas. Pero puedes recorrer gran parte de la isla de esta manera.

Dinero en Zanzíbar.- La moneda local es el chelín tanzano y hay que tratar de llevar efectivo porque es difícil encontrar lugares en los que acepten tarjetas más allá de los cada vez más numerosos y lujosos resorts de la costa. Si llevas dólares tienes que tener en cuenta que no aceptan billetes impresos antes de 2001 y aceptan de muy mala gana los anteriores a 2006. Con los euros no tuvimos problema. Una comida local en un lugar barato o los sabrosísimos pinchos del mercado nocturno de Stone Town cuesta en torno a los dos euros; un restaurante local ofrece platos contundentes por unos cinco euros y un restaurante turístico en torno a los 15 euros por persona. The Rock (Pingwe, Michamvi).- Es el restaurante más codiciado de la isla. Está construido sobre una roca en el mar al que se accede con marea baja. Las parrilladas de pescado y marisco para dos personas cuestan 86 dólares estadounidenses. Dormir en Zanzíbar.- Pues también hay de todo. Desde hostels para mochileros a 6 euros la habitación compartida a carísimos resorts de playa. Hay hoteles más que decentes por un rango de precio entre 50 y 80 euros por noche.

QUÉ VER Y HACER EN ZANZÍBAR

Más allá de las playas.- El interior de la isla tiene muchísimo qué ver. En Stone Town te van a ofrecer alguno de los ‘Spice Tours’ que recorren algunas viejas granjas de especias (junto a los esclavos la principal fuente de riqueza de Zanzíbar hasta mediados del siglo XIX). La mayor parte del tiempo que vas a pasar en la isla será en el mar o cerca del mar. Y cuando te alejas de la costa te encuentras con algunas sorpresas. Los campos de especias (las especialidades locales son el clavo, la vainilla, el jengibre, el cardamomo, la canela y la nuez moscada) se concentran al norte de Stone Town en torno a los pequeños pueblos de Dole y Machui. Junto a Dole puedes ver una pequeña mancha de bosque nativo en Masingini. Las especias provocaron un intenso trabajo de tala y quema que acabó con la mayor parte de la riqueza forestal de Zanzíbar. Para ver lo que un día fue esta parte del mundo hay que viajar hasta el Parque Nacional de Jozani-Chwaka Bay (acceso desde la aldea de Pete), un interesante espacio natural que incluye una buena porción de bosque lluvioso, un humedal y una zona de manglar que es de vital importancia para la cría de tortugas marinas. Aquí vas a encontrar al Colobo Rojo, un pequeño mono arbóreo que es endémico de la isla, junto a cientos de especies de aves y reptiles.

La Península de Michamvi.- La costa de Zanzíbar está bastante ocupada por el turismo. Los grandes resorts turísticos se concentran en Nungwi, que ocupa el extremo norte de la isla, y en la zona de Jambiani. En ambos casos estamos hablando de antiguos pueblos de pescadores que han ido convirtiéndose en zonas turísticas. Para encontrar el lugar menos machacado de la costa de Zanzíbar hay que ir hasta Michamvi, una península situada en el noreste de la isla. Aquí vas a encontrar dos de los grandes reclamos naturales de todo el territorio insular. El primero es el Lago Azul (Blue Lagoon) es una inmensa laguna coralina llena de lugares para echarse al agua con unas gafas y tubo para flipar con la abundancia de fauna marina. En la zona norte del Blue Lagoon nos encontramos con una playa que tiene la característica de albergar una colonia inmensa de estrellas de mar. Ojo. Si sacas una estrella de mar del agua con tus manos la estás dañando de manera irreversible. Se mira pero no se toca. El otro gran reclamo de esta zona son los bosques de manglar. En Bwejuu hay un tramo de brazos navegables que permiten hacer excursiones en kayak. Aquí también vas a encontrar el famoso restaurante The Rock.

Camino de las playas de Nungwi.- Pese a la ocupación de gran parte de la costa por complejos turísticos, en Nungwi aún puede verse como eran los antiguos pueblos de pescadores de Zanzíbar. Bueno, más que pueblo, estamos ante una pequeña ciudad con sus mezquitas y un totum revolutum de casitas de piedra y techos de chapa que forman un laberinto caótico. Antes de llegar a Nungwi hay que hacer dos paradas. En Mangapwani tienes una playa hermosísima y uno de esos legados  de la historia local que hiela la sangre: un viejo almacén de esclavos desde dónde se envió a miles de personas a Oriente Medio (también hay una granja de especias dedicada a la vainilla, unos viejos búnkeres de la Segunda Guerra Mundial y una cueva de coral muy bonita). La otra escala histórica del viaje es Fukuchani. Aquí puedes ver las ruinas de un viejo puesto comercial portugués y una cueva coralina inundada en la que puedes darte un chapuzón curioso.

Ya en Nungwi hay varias cosas que hacer y ver. La más obvia es disfrutar de las playas y de parajes marítimos como los enormes bancos de arena de la zona este de la punta. Aquí, durante las mareas bajas, se forman impresionantes llanadas de arena blanca con carcones de aguas turquesas enormes. Es una locura de sitio. En la zona oeste, las costas están más protegidas de las corrientes y hay arrecifes de coral importantes en lugares como la aldea de pescadores de Kendwa. Aquí puedes ver otro de esos lugares donde proliferan las estrellas de mar (reiteramos: no las saques del agua ni las toques). Ahí mismo en una pequeña bahía formada por un banco de arena puedes ver un pequeño puerto de pescadores tradicionales. Los otros puntos de interés natural de Nungwi son su santuario de cría de tortugas marinas (en Nungwi Beach) y la Reserva de Camaleones de Tazari, que te permite acercarte a los paisajes de interior de esta parte de Zanzíbar.

Fotos bajo Licencia CC: Yoni Lerner; Kyle Taylor; David Berkowitz; neiljs; Eric Pauwels; Rod Waddington; Nina R

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