Pequeña Guía de Lugo: mucho más que la mejor muralla romana del mundo
Lugo es una de las más gratas sorpresas del norte de España. Esta ciudad añeja no suele entrar dentro de las rutas de los que se mueven por tierras gallegas pese a estar a poco más de 100 kilómetros de Santiago de Compostela. Sólo por ver la imponente muralla romana que rodea la ciudad (la mejor conservada en su especie de todo el territorio ocupado por los romanos) ya merece la pena darse el paseo o planificar la escapada. Pero es que hay muchísimo más que ver. En el casco histórico de la capital lucense se apelotonan vestigios que hablan de aquel pasado romano glorioso y la vinculación con el Camino de Santiago ha dejado una muy buena nómina de grandes edificios religiosos y civiles. En los alrededores también hay muchísimo que ver: desde las márgenes del Río Miño a viejos templos romanos increíblemente conservados a tiro de piedra de la capital. Y después está su gastronomía; con un pie en la cercana costa y el otro en las montañas más altas. Por eso esta ciudad merece, al menos, una excursión desde Santiago de Compostela aunque es ideal para pasar algún fin de semana o aprovecharla como base de operaciones para explorar la costa cantábrica (con hitos de la altura de la Playa de las Catedrales) y comarcas míticas como Los Ancares, uno de los rincones más bellamente intensos de toda la Península Ibérica, o la Ribeira Sacra, el lugar dónde se encuentran los ríos Sil y Miño.
Lugo es una ciudad pequeña. En apenas cuatro o cinco horas de pausada caminata empezarás a pasar dos o tres veces por el mismo sitio; pero también es una ciudad monumental y llena de pequeños detalles que requieren atención. La Muralla de Lugo es su atractivo más evidente. Lucus fue fundada en el 25 AC para asentar el poder de Roma en tierras recién conquistadas. Un campamento militar que creció de manera inmediata para convertirse en la urbe más antigua de Galicia y en una de las ciudades más importantes del occidente del Imperio Romano. Los ingenieros romanos construyeron una poderosa muralla de poco más de dos kilómetros de perímetro, alturas medias entre los ocho y los 12 metros y una anchura de entre cuatro metros y medio y siete que ha llegado hasta nuestros días prácticamente intacta. De las 85 torres originales aún se conservan 71 en muy buen estado de conservación; algunas con restos de los pisos superiores. Se calcula que las obras duraron entre 50 y 80 años y que la muralla quedó completada a finales del siglo III o principios del IV de nuestra era. Uno de los accesos al ‘camino de ronda‘ está junto a la Puerta de Santiago, una de las cinco originales del trazado imperial (en los siglos posteriores se abrieron otras cinco). No sólo es un buen lugar para iniciar el paseo (con buenas vistas sobre la Catedral, por ejemplo) sino, también para ver como se construyó la muralla: con fuertes pilares de granito en su basamento y lugares más débiles (como las propias puertas) y pizarra.
Muros adentro, la ciudad se articula en torno al eje que forman las plazas de Pío XII, Santa María y la Plaza Mayor, que aglutinan la inmensa mayoría de los grandes monumentos de la ciudad. El más notable es la Catedral (Praza Santa María, 1; Tel: (+34) 982 23 10 38), un precioso edificio que resume todos los grandes estilos arquitectónicos desde el románico tardío hasta el neoclásico; no te vayas sin ver el fantástico claustro barroco. Es uno de los edificios más bonitos de Galicia y rivaliza con la mismísima Catedral de Santiago. Para bucear en la herencia romana hay que bajar algunos metros desde el nivel del suelo. Junto a la imponente girola de la Catedral hay una piscina que según dicen pudo ser o un baptisterio de una de las primeras iglesias cristianas de la ciudad o la pileta de una rica casa romana. Junto a la Puerta de Santiago está la Domus do Mitreo (Praza Pío XII, 3; Tel: (+34) 982 82 15 13), un pedazo de Lucus Augusti situada siete metros bajo el nivel de la Lugo de nuestros días. En este lugar se descubrió una antigua lujosa casa –destacan sus frescos- y un templo dedicado a Mitra. La primera quedó parcialmente destruida cuando se construyó la muralla, lo que la convierte en un magnífico ejemplo de transformación del espacio urbano en época imperial. Otro punto importante es la Casa dos Mosaicos (Rúa Doutor Castro, 20; Tel: (+34) 982 25 48 15), otra domus romana repleta de vistosos mosaicos y pinturas murales. En una ciudad como Lugo, cualquier agujero es un yacimiento de primer orden. Si te gusta mucho la historia y la arqueología visita, ya fuera de los muros, el Centro Arqueológico de San Roque (Rúa Emilia Pardo Bazán, sn; Tel: (+34) 982 80 11 05), en dónde puedes ver parte de la necrópolis romana que se situaban, siempre, a ambos lados de los caminos a su salida de las poblaciones.
El Museo Provincial de Lugo (Praza da Soidade, sn; Tel: (+34) 982 24 21 12) recoge buena parte de las colecciones arqueológicas e históricas de la provincia, con una buena muestra de artefactos y objetos celtas, romanos –algunos mosaicos muy interesantes- y medievales, así como algunas piezas artísticas dignas de verse. Pero también permite ver por dentro el antiguo Convento de San Francisco (no dejes de entrar a su iglesia, uno de los pocos ejemplos de mudéjar en Galicia). Como te decíamos antes, Lugo no es grande y un paseo tranquilo te va a permitir verlo prácticamente todo en una sola jornada. Las ‘ruas’ Nova y da Cruz son dos de las más señeras del casco viejo repletas de viejas casonas, bares y restaurantes. Otros puntos interesantes que te recomendamos visitar son el Mercado de Abastos (Rúa Quiroga Ballesteros, sn; Tel: (+34) 982 24 13 75) –todos los mercados españoles son un espectáculo-, los restos del acueducto que han aparecido en la Rúa San Marcos y la Iglesia de San Froilán (Praza de Ferrol, 14; Tel: (+34) 982 24 28 42), que es bonita de ver. Ya que estás aquí sal de las murallas por la Porta Falsa (una de las cinco puertas originales) y aprovecha para caminar un rato junto a los viejos muros romanos para descubrir sus secretos.
EL RÍO Y UN POCO MÁS.- El Río Miño pasa a tiro de piedra de las murallas. Baja por el Parque Rosalía de Castro hasta el Hotel Balneario de Lugo. Aquí se encuentran los restos de una de las Termas Romanas (Rúa Camiño do Balneario, sn; Tel: (+34) 982 22 12 28 –hay que reservar antes de hacer la visita-) mejor conservadas del mundo que se estuvieron usando hasta prácticamente antes de ayer. A pocos metros de las termas puedes ver y cruzar el Puente Romano antes de dar un paseo por el Parque Fluvial del Miño, otra de las sorpresas de la ciudad.
VARIAS SORPRESAS A POCOS KILÓMETROS DE LUGO.- Hay muchísimo que ver en la Provincia de Lugo. Por eso nos vamos a limitar a dar algunas pistas para escapadas de pocos kilómetros desde la capital como complemento a esta pequeña guía. Nuestra lista se inicia con el Templo Romano de Santalla de Bóveda (Bóveda de Mera, sn; Tel: (+34) 982 16 01 24 –a 14 kilómetros de Lugo-) una de las grandes joyas (y desconocida, por cierto) del paso de Roma por España. Este templo dedicado a la diosa Cibeles es único en su especie y es una rareza en todo el ‘orbe’ romano. Y también está en un grado de conservación increíble. Otro lugar interesante que ver es el Castro de Viladonga (Acceso por carretera N-640; Tel (+34) 982 87 01 60; E-mail: museo.viladonga@xunta.gal -24,9 kilómetros-) una ciudadela celta anterior a la romanización del país que cuenta con un interesante museo arqueológico. Ya sé que somos un poco cansinos con lo del patrimonio, pero es que somos así. Vilar de Donas es un pequeño pueblo a 31 kilómetros de la ciudad y que se encuentra en uno de los ramales del Camino de Santiago. En su pequeña pero preciosa iglesia románica hay un curioso sepulcro que según nos contaron está vinculado a los caballeros templarios. Un poquito más allá puedes visitar el Castillo de Pambre (LU-P-4008 -46,5 kilómetros-). Otro lugar increíble que merece un post propio es la aldea de Piornedo (93,8 kilómetros) una de las joyas de la Sierra de Os Ancares (con sus pallozas de muros de piedra y techos de paja).
Fotos bajo licencia CC: Xiquinho Silva; Jose Luis Cernadas Iglesias; José Antonio Gil Martínez; Certo Xornal
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