Armenia: pequeña guía para preparar un viaje al corazón del Cáucaso
Armenia es un destino que tiene todos los ingredientes necesarios para ser el escenario de un gran viaje. Lo rimero de todo es que suena a exótico y remoto; pero la realidad es que su capital está a apenas cuatro horas de Viena (la mejor de las combinaciones desde esta parte del mundo si quieres emplear el comodín de Low Cost –Wizz Air-). Este país forma parte del mítico Cáucaso, una región montañosa que sirve de nexo entre Europa y Asia. Esto garantiza paisajes de infarto (con lugares de gran importancia como el Monte Ararat –el lugar donde según la tradición judeocristiana encalló el Arca de Noé tras el diluvio-) y una historia turbulenta que se traduce en la convivencia de culturas muy diversas. La música (de las mejores del mundo), la gastronomía (tanto de lo mismo) y el patrimonio histórico (con varios hitos en el selecto listado de la UNESCO) son el reflejo tangible de esa historia de conquistas, invasiones, idas y venidas. Pero Armenia es un país cercano, seguro y amigable. Ideal para alquilar un coche y recorrerlo de cabo a rabo en dos o tres semanas.
Primera parada en Ereván.- Pequeña, manejable y fascinante. La capital de Armenia no es una ciudad especialmente monumental, pero tiene un algo que la hace muy atractiva para el viajero. A primera vista, la capital parece ofrecer poco más allá de la Plaza de la República, la Plaza de la Libertad o las escaleras del Complejo de la Cascada. Pero te aseguramos que Ereván (no Yereván) da para dos o tres días si te paras a mirarla con cariño. Es distinta. Y eso se agradece. Las visitas clásicas son la Ópera de Armenia (Plaza de la Libertad) y el sobrecogedor Memorial del Genocidio Armenio (Tsitsernakaberd, 8). Pero hay otras cositas interesantes que ver: hay un par de museos interesantes, merece la pena meterse en el laberinto de casitas del Barrio Histórico de Kond y explorar las ruinas de la antigua Erebuni (Plaza Erebuni), una ciudadela palaciega que fue la capital del Reino de Urartu (siglo VIII aC). Aquí puedes ver los restos de la ciudadela (sorprendentemente bien conservados y restaurados) y un interesante museo arqueológico. Otro punto a favor de Ereván es su ambiente. Es una ciudad viva y muy bulliciosa. Por aquí han pasado mil y una culturas y eso se nota en su legado arquitectónico (iglesias, mezquitas, baños…) y en la personalidad de sus gentes. Los mercados son un espectáculo y el ambiente nocturno es de lo mejor que vimos en nuestros viajes. Pensar que Ereván es una mera puerta de entrada y salida al país es un error. Hay que pararse acá un par de días. Es imprescindible para comprender lo que vamos a ver por todo el país.
Un país pequeño que se puede explorar bien en dos o tres semanas.- Armenia es un pequeño gran viaje. Las distancias son cortas y con un coche de alquiler y un poco de pericia puedes irte con la impresión de que conoces bien el país en dos o tres semanas. Le puedes dedicar dos o tres días Ereván, la capital, antes de lanzarte a recorrer las sinuosas y espectaculares rutas armenias. La ventaja de la cercanía hace que puedas tomar dos o tres bases y desde ahí ir explorando los puntos más importantes del país en excursiones de una jornada. Desde la capital, por ejemplo, se puede ir a Garni (38 kilómetros), a los alrededores –porque queda del lado de la frontera turca y no hay paso fronterizo entre los dos países- del mítico Monte Ararat (hasta Ranchpar hay 24 kilómetros), al Monte Aragats (54 kilómetros) o a las orillas del Lago Sevan (63 kilómetros). Vanadzor es un buen lugar para explorar el norte y en cuatro o cinco días puedes ver buena parte de lo que ofrece esta parte del país (Parque Nacional del Lago Arpi; el Valle del Debed con sus monasterios, sus aldeas y sus castillos; la ciudad histórica de Alaverdi). Y la mejor opción para ir hacia el sur es hacer una ruta con varias paradas hasta llegar a Tatev (Aghavnadzor y Yeghegnadzor).
En el gran sur tienes una mezcla brutal de influencias culturales. Por aquí, por ejemplo, pasaba uno de los muchos ramales de la Ruta de la Seda y aún pueden verse restos de viejos caravasares. El sur de Armenia es, sin duda alguna, el lugar más intenso del país. Aquí se encuentran dos de los monasterios más importantes (Tatev y Tatevi Anapat), joyas naturales (La Garganta Gndevank y sus famosas cascadas y aguas termales – Djermouk y Jermuk-; los parques nacionales de la frontera Sur – Arevik y Shikaogh-) y ciudades con enclaves históricos de gran importancia (como el famoso Cementerio Orbeylan de Yeghegis). Una buena opción sería hacer una noche en Yeghegnadzor (125 kilómetros de Erevan) para ir viendo con tranquilidad lo que media entre las dos ciudades; aprovechar el trayecto hasta Tatev para ver lugares como Gndevank, los Megalitos de Carahunge y el Karavanseray de Kotrats. Ya desde Tatev puedes explorar el extremo sur del país (aquí puedes estar dos o tres noches). Un consejo para la vuelta.- Dar un pequeño rodeo hasta la orilla sur del Lago Sevan por el Paso de Vardenyats. Aquí no solo vas a flipar con la carretera de alta montaña. También vas a visitar lugares muy curiosos como el Caravasar de Orbelian (uno de los mejor conservados de la Ruta de la Seda) yo la orilla del propio lago llena de viejos pueblos, iglesias y viejas fortalezas. Desde Vardenis hasta Yereván hay 168 kilómetros pasando por Sevan y rodeando el lago por su orilla este (con unas vistas impresionantes).
Un patrimonio histórico apabullante.- Una de las cosas que más sorprenden de este país es la cantidad de patrimonio que tiene para lo pequeño que es. A pocos kilómetros de Erevan, para poner un ejemplo, se encuentra Garni. En esta población nos topamos con uno de los templos clásicos mejor conservados del mundo. El Templo de Garni es del siglo I d.C. y pone de manifiesto la influencia que Roma ejerció sobre esta parte del mundo aún sin ejercer un control directo sobre el territorio hasta algunas décadas después. En el país encuentras antiguos círculos de piedra y monumentos megalíticos prehistóricos; restos de las civilizaciones mesopotámicas; edificios romanos; viejas ciudades; muchos monasterios de la primitiva iglesia armenia (este fue el primer país cristiano del mundo), mezquitas romanas, viejos caravasares de la Ruta de la Seda… Y lo mejor de todo es que no hay nada que esté a más de 200 kilómetros de la capital. Un ejemplo claro es el Monte Aragats, que está rodeado de viejos castillos, monasterios y santuarios.
Visitar hasta siete Patrimonios Mundiales de la UNESCO.- Como te decíamos, uno de los puntos fuertes de este pequeño país es su patrimonio histórico. La rica historia del país y sus conexiones con las grandes civilizaciones clásicas de oriente y occidente ha dejado un rastro de lugares de gran importancia histórica. Y eso se plasma de manera directa en la declaración de hasta cuatro lugares como parte del exclusivo club del patrimonio mundial de la Unesco. La mayoría de estos lugares tienen que ver con el pasado religioso del país: los grandes monasterios medievales son el elemento característico del legado patrimonial armenio: no sólo son importantes por ser lugares lindos que ver y con una gran cantidad de atractivos artísticos y patrimoniales. Estos monasterios fueron puntos de irradiación de la cultura local durante siglos. No se puede entender Armenia sin ellos. Los monasterios que forman parte de este listado son los de Haghpat y Sanahin (en Alaverdi, al norte del país); el Monasterio de Geghard y el valle alto del Azat (muy cerca de Garni); Los cenobios de Tatev y Tatevi Anapat (que te dan el pie para explorar el impresionante valle del Río Vorotán) y el Monasterio de Noravank (enclavado en otra joya natural como es el Valle de Amaghu. Pero también hay antiguas ciudades como Dvin, Zvartnots o Yererouk.
Naturaleza salvaje. Puro Cáucaso.- Los picos más altos de la Cordillera del Cáucaso quedan lejos en la vecina Georgia (otro destino superlativo para viajeros de verdad) pero en Armenia aún pueden verse algunas estribaciones menores de la mítica cordillera y el país está cuajado de desfiladeros y valles profundísimos en los que se puede experimentar la sensación de estar en un lugar remoto. Los mejores parques nacionales se acumulan en los dos extremos del país. El Lago Arpi está en el extremo noroccidental; la Reserva de Ijevan en el nororiental; y los parques de Shikaogh y Arevik en el Sur. Pero también hay varios desfiladeros, valles y gargantas que merece la pena visitar. Y a pocos kilómetros de Ereván tienes el imponente Aragats, una de las montañas nacionales del país (juso en frente del anhelado Ararat que está del lado turco de la frontera) que está cuajada de viejos santuarios, tumbas y lugares de interés histórico.
Disfrutar de la música armenia.- Otro patrimonio mundial del que los armenios están muy orgullosos es el duduk, un instrumento de viento tradicional (lo llaman en oboe armenio) que es la base de su riquísimo folclore. Los armenios adoran la música. Y es que son músicos extraordinarios. Y por es una de las cosas que debes hacer sí o sí cuando viajas al país es dedicar un par de veladas de tarde-noche a escuchar música. El programa suele ser muy variado y hay para todos los gustos aunque ganan por goleada los clubes de jazz: pero la gran mayoría de los grupos y cantantes tienen un deje tradicional y da gusto oírlos. Los mejores lugares para escuchar música en directo en Yereván son Mezzo Classic House Club (Isahakyan poxoc, 28); Yans Music Hall (Teryan, 76); Dvin Music Hall (Paronyan poxoc, 40); Club 12 (Teryan, 91); Avantgarde Folk Music Club (Pushkin, 3) o el teatro del Cafesjian Center for the Arts (Tamanyan, 10). Si tienes la posibilidad de escuchar a Arsen Petrosyan ni te lo pienses. Es el máximo exponente del nuevo folclore armenio y su disco Hokin Janapar (El viaje de mi alma) es una auténtica delicia que merece la pena atesorarse.
Una gastronomía sorprendente de raíces orientales.- El Pan Lavash es una de las bases de la riquísima gastronomía armenia: y es de tal importancia que está incluid en la lista de bienes inmateriales del Patrimonio Mundial de la Unesco. El Lavash acompañante recurrente de una gastronomía que sirve de nexo entre las diferentes tradiciones mediterráneas y las de las regiones centrales de Asia. Quesos fuertes y sabores especiados son la base de una gastronomía que tiene varios platos estrella como el Khashlama, un plato de carne (cordero o ternera) especiada y con verduras, la Ghapama (una riquísima sopa de calabaza con mantequilla y frutos secos) o los fastuosos Khorovats, asados de carnes finas elaboradas en hornos enterrados en el suelo. Vas a flipar con la cocina armenia. En la capital nuestro lugar de referencia es Taverna Yerevan (Teryan, 91). Cocina tradicional buenísima con música de la tierra en directo (aunque con precios más altos que la media). Bastante más económico pero también recomendable es Hin Zangezur (Mashtoc, 3).
Fotos bajo Licencia CC: z@doune; Jiri Brozovsky; Vahe Martirosyan; Eugene Kaspersky; Carole Raddato; Rita Willaert
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