Zamora, la gran desconocida de las ciudades medievales españolas

La espadaña de una iglesia emerge entre los tejados del centro histórico de Zamora. VIAJAR AHORA

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Zamora no se ganó en una hora. La célebre cita, que aparece en la inmortal obra de Fernando de Rojas ‘La Celestina’, alude a la necesidad de tener paciencia cuando la importancia de la empresa así lo requiere. Y es verdad; Zamora no se ganó en una hora. El famoso refrán alude a los más de siete meses de asedio que sufrió la plaza en el siglo XI en una de las innumerables guerras que vivieron los reinos cristianos españoles en un periodo marcado por las luchas internas y las disputas dinásticas. “Ciudad muy bien cercada” dicen las crónicas medievales. Y no por razones vacuas. Situada a orillas del Río Duero,fue un importante enclave estratégico desde tiempos anteriores a la llegada de los romanos a la Península Ibérica.

Y se nota. Con sus sólidas murallas, de las mejores conservadas de España, la ciudad se aúpa sobre un cerro chato y escarpado llamado ‘Las Peñas de Santa Marta’ ofreciendo, desde las riveras del Duero, el aspecto de población fuerte y chata de la que sobresalen los campanarios de las iglesias y la imponente cúpula ‘gallonada’ de la Catedral, una de las obras maestras del arte medieval español. Ya puertas adentro, la urbe, en la que hoy viven algo menos de 65.000 personas, es un laberinto de piedras nobles en las que alternan una de las colecciones de arte románico urbano más importante de Europa, con un interesante catálogo de edificaciones modernistas. Patrimonio en mayúsculas, como suele ser habitual en cualquier lugar de esta parte de la Península Ibérica. Un lugar donde la historia, más allá de sus huellas, tiene un peso imponente.

A los pies de la muralla, la pequeña ermita de Santiago de los Caballeros (Dirección: C/ Santiago el Viejo sn; Ver horarios) no es, ni mucho menos, el más espectacular de los 22 templos románicos que se reparten por los diferentes barrios de la ciudad. La vecina San Claudio de Olivares (Dirección: Plaza de San Claudio, sn; Ver horarios), considerada la más antigua de las construcciones de este estilo de la capital zamorana, le gana por goleada en escultura, arquitectura o patrimonio artístico. Pero el peso de la historia manda. En la pequeña y modesta Ermita de Santiago fue investido como caballero el mismísimo Cid CampeadorCid Campeador por el rey de Castilla. También a dos pasos, ya sobre las aguas del Duero, se encuentran las curiosas Aceñas de Olivares (Dirección: Plaza de San Claudio, 19; Tel: (+34) 980 53 49 08; Horario: MD 10.00 – 14.00 y 19.00 – 22.00), antiguos molinos cerealeros del siglo XI.

Es lo que tienen las piedras añejas. Los viajeros y viajeras comparten espacio con reyes, guerreros, héroes y villanos. Y, de esta manera, el paseo se convierte en toda una lección de historia. Como cuando se cruza la Puerta de La Traición o de La Lealtad, según sea el punto de vista del que cuente el episodio que tiene como telón de fondo ese asedio al que hacíamos referencia con anterioridad. Por aquí ingresó a toda velocidad el noble zamorano Vellido Dolfos tras matar al rey castellano Sancho II y escapar por los pelos de la espada del Cid, que llegó a herir al caballo del magnicida durante la persecución. La famosa puerta no es más que una abertura en los imponentes muros pero, como decíamos, la historia impone su ritmo. Ya a intramuros, se descubre una ciudad típicamente medieval.

La Plaza de San Isidoro sirve de espacio de conexión de los más importantes edificios de la ciudad antigua. La Iglesia de San Isidoro (Dirección: Plaza de San Isidoro sn; Ver horario), que muestra las trazas del último románico y el primer gótico, sirve de aperitivo de lo que nos vamos a encontrar en la ‘acrópolis’ zamorana. A dos pasos de la plaza se encuentra el Castillo de Zamora (Dirección: Plaza de la Catedral sn; Horario: LD 10.00 – 14.00 y 17.00-20.00), edificio que hunde sus raíces hasta los primeros momentos de existencia de la ciudad. Los muros que hoy pueden verse datan del siglo XI, pero en sus cimientos se han encontrado restos de la etapa visigoda. En las instalaciones de la antigua fortaleza se ha instalado el Museo Baltasar Lobo (Dirección: Plaza de la Catedral, sn; Tel: (+34) 616 929 577 y (+34) 664 058 403; Ver horario; E-mail: info@fundacionbaltasarlobo.com), que reúne gran parte de la obra de este artista de la vanguardia del siglo XX que fue discípulo de Picasso. Una buena forma de ver el maridaje entre lo antiguo y lo contemporáneo en un mismo espacio.

La gran joya del casco histórico zamorano es la Catedral del Salvador (Dirección: Plaza de la Catedral, sn; Tel: (+34) 980 530 644; Ver horarios; E-mail: catedral@diocesisdezamora.es), una de las muestras más significativas y singulares del Románico en España. Su principal seña de identidad es la cúpula gallada (decorada con escamas de piedra) que culmina el cimborrio. De líneas románicas, el templo primado zamorano es, sin embargo, único por su diseño y estructura en el contexto de la arquitectura medieval europea. Las influencias orientales (árabes y bizantinas) son notables, detalles que también se reproducen en el interior. Más allá de su función religiosa, la Catedral quedó integrada en el propio sistema defensivo de las murallas creando un paisaje urbano dominado por muros fuertes y torres desde las que se podía vigilar y, a la vez, causar daños a posibles atacantes.

Una buena manera de comprender el complicado orden urbanístico de esta parte de la ciudad es visitar el Centro de Interpretación de Ciudades Medievales (Dirección: Cuesta de Pizarro, sn; Tel: (+34) 980 536 240; Horario: MD 10.00-14.00 y 17.00-20.00) en el que a través de cuidadas maquetas, paneles y audiovisuales, se desgranan las características de las ciudades castellanas durante esta importante época histórica. Si al viajero curioso le quedan ganas de seguir buceando en la historia local, puede completar la información en el Museo de Zamora (Dirección: Plaza Santa Lucía, 2; Tel: (+34) 980 516 150;Ver horarios; E-mail:museo.zamora@jcyl.es) en el que se hace un repaso, a través de colecciones arqueológicas y artísticas, a las diferentes culturas que habitaron en el territorio zamorano desde la Prehistoria al siglo XX. Y después queda caminar. Perderse por las callejuelas y descubrir los secretos del antiguo burgo.

Segunda Edad de Oro

El desplazamiento de la frontera con el Islam hacia el sur tras la batalla de Las Navas de Tolosa batalla de Las Navas de Tolosa supuso un significativo descenso de la importancia estratégica de la ciudad e inició un periodo de lenta decadencia. La independencia de Portugal, en el siglo XII, desplazó la tensión fronteriza hacia el sur y Zamora decayó. A partir del XIX la ciudad empezó a recuperarse. La llegada del ferrocarril y una incipiente industria agrícola provocó un despertar que ya era patente en los primeros años del siglo XX. La huella más significativa de esta segunda edad de oro es una veintena de construcciones modernistas que sitúan a la ciudad dentro de la red europea de este estilo artístico. El artífice de esta auténtica revolución urbana fue el catalán Francesc Ferriol, que asumió como arquitecto municipal de la ciudad importando ideas, formas y gustos.

La ruta del modernismo zamorano es también una excusa ideal para callejear por el casco histórico. El antiguo Casino reina con luz propia en la Calle Santa Clara, arteria en la que se concentra un buen puñado de edificios modernistas: la Casa de Félix Galarza, la Casa de Valentín Guerra, la Casa Francisco Antón y la Casa de Valentín Matilla forman un conjunto de enorme valor arquitectónico marcado por el uso virtuoso del eclecticismo modernista. El Mercado de Abastos o la Calle Balborraz (dónde se localizan las casas de las familias López y Leirado) son otro de los epicentros de la mejor muestra modernista de Castilla y León. Y después están las tapas, los vinos, la excelente gastronomía local…

Cómo llegar:

A 255 km de Madrid y a 100 de Valladolid, Zamora cuenta con una magnífica red de comunicaciones que incluyen modernas autopistas e infraestructuras ferroviarias de primer nivel. A través del tren, Renfe comunica la ciudad con Madrid, La Coruña, Pontevedra, Santiago de Compostela, Ourense, Vigo, Ávila o Segovia, entre otras. Desde Madrid, se puede cubrir la distancia en poco menos de dos horas y el precio ronda los 20 euros. Las conexiones de Autobús con ciudades cercanas como Madrid, Salamanca o Valladolid son frecuentes y rápidas. Desde Madrid, por ejemplo, el trayecto dura tres horas y el precio ronda los 16 euros; desde Valladolid el tiempo de viaje es de una hora y veinte minutos y el precio ronda los diez euros; desde Salamanca el tiempo se reduce a 60 minutos y el precio es de unos seis euros.

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