Las espumas del Tajo, la “punta del iceberg” de su alto grado de contaminación

Las espumas presentes en el río Tajo el pasado día 15 de octubre a su paso por Toledo son la “punta del iceberg” del alto grado de contaminación y de su “alterada dinámica fluvial”, consecuencias ambas de una gestión no sostenible. Así lo apunta el Grupo de Investigación del Río Tajo la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Según apunta, en ríos como este, altamente “antropizados” y en los que el ser humano ha llevado a cabo una gran transformación del medio natural, la formación de espuma puede tener diversos orígenes.

Así, por un lado, puede ser debida a vertidos industriales puntuales que contengan componentes tensoactivos, pero pueden también tener un origen urbano. Tampoco se descartan “fuentes antrópicas difusas”, con origen en la actividad agrícola. Detalla que para la formación de espumas se requiere de una fuente que aporte burbujas de aire a la masa de agua, de ahí que la espuma se concentre especialmente aguas abajo de estructuras hidráulicas como azudes, en los que el flujo es turbulento.

Sobre la base de esta información, y a la espera de conocer los resultados oficiales de los análisis de las muestras tomadas en la zona, el grupo de investigación recomienda que se seleccionen un número representativo de estaciones del Sistema Automático de Información de Calidad de las Aguas (SAICA) en la ciudad de Toledo y aguas arriba de la misma en las que se analicen los datos registrados desde al menos 72 horas antes de la formación de la espuma, con el fin de determinar las sustancias que han provocado la espuma y así poder contribuir a identificar la fuente o fuentes responsables.

No obstante, desde el Grupo de Investigación del Tajo ponen de manifiesto que este hecho viene a demostrar que “el río se encuentra al límite de sus posibilidades debido al alto grado de contaminación que presentan sus aguas”, y que es una consecuencia inmediata de una gestión que perpetúa “una dinámica fluvial totalmente alterada” que no permite, entre otras cosas, el arrastre de sedimentos, por la falta de un régimen de caudales ecológicos “real y adecuado”.

“Sin pretender restar importancia al hecho puntual del día 15 de octubre, creemos que es muy importante destacar que el río se encuentra en este mal estado ecológico todos los días del año, como consecuencia de la gestión llevada a cabo en los últimos decenios”, concluye.