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Estados Unidos: más militarismo para los próximos diez años

Tomàs Gisbert

Center Delàs d'Estudis per la Pau —

El mes de marzo el Departamento de Defensa de Estados Unidos publicó el Examen Cuatrienal de la Defensa (Quadrienal Defense Review). El contexto actual es diferente del que había en 2010 cuando se elaboró el anterior QDR. Ahora, el contexto está marcado por la retirada progresiva de tropas de Irak y de Afganistán y por la resistencia de los republicanos a aprobar los distintos presupuestos fiscales de la administración Obama, que dibuja un escenario con la posibilidad de embargo presupuestario.

De este nuevo contexto se deriva la necesidad de reequilibrar las fuerzas armadas después de más de 12 años de guerra a gran escala, en las guerras de Irak y Afganistán, y de planificar la política militar para los próximos años ante un posible embargo en un entorno fiscal incierto.

Así la QDR 2014, por un lado marca las prioridades y las necesidades de la política de defensa norteamericana y otra, alerta de los peligros para la seguridad norteamericana que, según el Ministerio de Defensa, podría suponer un recorte presupuestario.

Pocas novedades hay en los objetivos de la política de defensa. El primero de todos, seguir ostentando la abrumadora hegemonía para proteger sus intereses y mantener el liderazgo militar. Y, después de estar saliendo de dos conflictos a gran escala, preparar las fuerzas armadas para todo tipo de conflicto, desde el conflicto asimétrico o situaciones imprevistas, hasta un conflicto de alto nivel contra una potencia que cuente con armas de destrucción masiva. Esto significa que seguirán trabajando para aumentar sus capacidades y armamentos en todos los terrenos: el armamento nuclear, el escudo antimisiles, en el espacio, en nuevas fuerzas cibernéticas, en nuevas aeronaves de combate y de ataque a larga distancia, en los llamados ataques de precisión o en las operaciones contra terroristas y especiales.

El segundo objetivo que marca la CDR 2014 es reequilibrar las fuerzas militares, tanto en cuanto a foco de atención como en el propio volumen del ejército. Estratégicamente, el reequilibrio de la fuerza se dirige a concentrar la presencia militar y su capacidad de proyección en la región de Asia- Pacífico, con la vista puesta en China, afianzando la presencia militar en el noreste de Asia así como en el sureste asiático y Oceanía, y manteniendo la fuerte presencia militar desde el Golfo Pérsico hasta el Océano Índico y el Mar de China.

De acuerdo con este reequilibrio la Marina y la Fuerza Aérea no tendrán disminuciones significativas y la reducción de efectivos de los próximos cinco años se centrará, principalmente en el ejército de tierra, la guardia nacional y la reserva del ejército. En los próximos cinco años el ejército pasará de 570.000 efectivos a 440 o 450.000 efectivos, la Guardia Nacional de 358.000 a 335.000 soldados y la reserva del ejército de 205.000 a 195.000 soldados. Es decir, una reducción de cerca de 153.000 soldados de unas fuerzas armadas que cuentan con un total de un millón y medio de efectivos.

Continuarán con su política de acción directa contra el llamado terrorismo internacional, en palabras del documento, manteniendo “la capacidad robusta para actuar de forma directa, con información de Inteligencia, vigilancia continua, ataques de precisión y Fuerzas de Operaciones Especiales”. Por lo tanto seguirán vulnerando la legalidad internacional, poniéndose por encima de ella con la realización de asesinatos y ejecuciones extrajudiciales con sus drones y las Fuerzas de Operaciones Especiales, que aumentarán sus efectivos hasta llegar a 69.700.

Y por último, la CDR 2014 prevé la posible adaptación de las fuerzas armadas en un escenario de embargo presupuestario en los próximos diez años señalando las posibles reducciones superiores de efectivos del ejército y de los programas de armamento, pero lo hace para amenazar que una política de recorte continuo de los presupuestos militares llevaría a “un mayor riesgo de guerras más prolongadas con un número posiblemente mayor de muertes para Estados Unidos y para (...) aliados y socios en caso de conflicto bélico”.

Así la QDR 2014 planifica el mantenimiento de la hegemonía militar norteamericana, la continuación de la llamada guerra contra el terror al margen de la legalidad internacional y hace propaganda para mantener inalterable, como mínimo, el 40% del gasto militar mundial, que es lo que representa el gasto militar estadounidense. Hablan de aumentar la seguridad a nivel mundial pero preparan y estimulan un mundo en guerra.

El mes de marzo el Departamento de Defensa de Estados Unidos publicó el Examen Cuatrienal de la Defensa (Quadrienal Defense Review). El contexto actual es diferente del que había en 2010 cuando se elaboró el anterior QDR. Ahora, el contexto está marcado por la retirada progresiva de tropas de Irak y de Afganistán y por la resistencia de los republicanos a aprobar los distintos presupuestos fiscales de la administración Obama, que dibuja un escenario con la posibilidad de embargo presupuestario.

De este nuevo contexto se deriva la necesidad de reequilibrar las fuerzas armadas después de más de 12 años de guerra a gran escala, en las guerras de Irak y Afganistán, y de planificar la política militar para los próximos años ante un posible embargo en un entorno fiscal incierto.