Los niños y niñas expuestos al ruido del tráfico en la escuela desarrollan un 23% menos la memoria

El 57% de habitantes de Barcelona está expuesto a niveles de ruido de tráfico superiores a los que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera perjudiciales para la salud, según datos de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. La contaminación acústica puede causar efectos negativos mucho más allá de las puras molestias, ya que pueden provocar trastornos del sueño, emocionales y psicológicos. Y uno de los sectores de población más afectados es la infancia.

Y es que, según un informe del Instituto de la Salud Global de Barcelona (ISGlobal) impulsado por la Fundación La Caixa, la exposición al ruido del tráfico en la escuela causa que los niños y niñas tengan un desarrollo cognitivo más lento que el de resto de infantes. Tal como muestra el estudio, un incremento de 5 decibelios provoca un desarrollo de la memoria de trabajo compleja un 23,5% inferior a la media y una disminución de un 4,8% en la capacidad de atención.

Estos datos se han extraído después de un año de trabajo de campo en 38 centros escolares de Barcelona y con la participación de 2.680 infantes de entre siete y diez años de edad a los que se realizaron cuatro tests cognitivos para evaluar el desarrollo de la atención y la memoria. En paralelo, se efectuaron mediciones de ruido tanto en el exterior de las escuelas, como en sus patios y aulas.

Esta diferenciación de espacios es importante porque según el estudio, enmarcado en el proyecto Breathe y publicado en PloS Medecine, así como el nivel de ruido en el exterior de la escuela afecta a la memoria y a la atención de manera clara, los decibelios que se detectan dentro del aula no son tan determinantes. En cambio, lo que sí afecta mucho al desarrollo cognitivo es la fluctuación del ruido. Es decir, no es tan perjudicial el hecho de estar expuesto constantemente a un sonido alto, como el hecho de percibir picos de ruido como los que podrían producir los claxon, sirenas de ambulancias y coches de policía o el arrancar y frenar de los semáforos.

“Este resultado refuerza la hipótesis de que quizás influyan más las características del ruido que sus niveles medios, cuando actualmente las políticas sólo se basan en la medida de decibelios”, explica Maria Foraster, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio. Foraster hace referencia a medidas como la que aplicarán ayuntamientos como el de Barcelona o Valencia para instalar sonómetros en áreas con mucha contaminación acústica, así como radares para detectar vehículos que sobrepasen el nivel de decibelios permitido.

Un estudio pionero

“Nuestro estudio refuerza la hipótesis de que la infancia es un periodo vulnerable en el que estímulos externos como el ruido pueden afectar al rápido proceso de desarrollo cognitivo que tiene lugar antes de la adolescencia”, explica Jordi Sunyer, investigador de ISGlobal y último autor del estudio. Por ello, ante la vulnerabilidad demostrada por la investigación, los autores quisieron saber si estas afectaciones también se daban en los hogares de los niños y niñas.

Así que, partiendo del mapa del ruido del tráfico rodado de Barcelona, el equipo estimó los niveles medios de contaminación acústica en el domicilio de cada participante y, en este caso, no se observó relación alguna entre el ruido y el desarrollo cognitivo.

Este estudio amplía las evidencias científicas sobre los efectos del ruido en las escuelas que, hasta la fecha, se limitaban a observar a escuelas expuestas a ruido de aviones y a contaminación atmosférica por el tráfico rodado. En esta línea, la investigación ha despertado reacciones positivas en el mundo académico.

“Los datos existentes hasta el momento apuntaban a un efecto de la contaminación acústica sobre las habilidades cognitivas, pero este estudio avanza significativamente con una visión longitudinal”, según expresa Jon Andoni Duñabeitia, director del Centro de Investigación Nebrija en Cognición, quien también alaba la metodología usada por los investigadores.

Así, con toda esta evidencia sólida, los autores del informe subrayan la necesidad de realizar nuevos estudios sobre el ruido del tráfico rodado en otras poblaciones para determinar si estos resultados son extrapolables a otros contextos y ciudades y poder así elaborar políticas públicas para subsanar esta amenazas a los infantes.