Varios agitadores de la manifestación nazi en Chueca intentan resucitar los ultras Yomus del València CF

Lucas Marco

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Vuelven los Yomus más radicales. O lo intentan. La peña de orientación filonazi del Valencia CF se había integrado en la recientemente disuelta Curva Nord por la presión del club, una grada de animación pretendidamente despolitizada tras un complicado proceso interno. Tras haber sido identificado entre los supuestos agresores, el entonces presidente de la Curva Nord, Javier Cervera, se vio obligado a dimitir por estar presente en la contramanifestación del 9 d'Octubre de 2017 pese a afirmar que no participó en las agresiones.

En aquel proceso de transición, en coordinación con la directiva del club, la Curva Nord vetó a los aficionados más radicales y de la vieja escuela que tuvieran antecedentes penales. Durante todo este tiempo, según fuentes conocedoras de las interioridades de la peña ultra, se ha cocido un conflicto interno entre el sector más politizado y vinculado a la extrema derecha y sus rivales que optaban por una línea más disimulada y puramente hooligan, al menos dentro del estadio.

La disolución oficial de la Curva Nord se produjo cuando el auto de apertura del juicio oral por las brutales agresiones del 9 d'Octubre del 2017 está al caer. Los 28 ultras procesados se enfrentan a penas de entre cinco y 11 años de prisión por las palizas a manifestantes y periodistas. El juez que instruye la causa llegó a investigar a los ultras Yomus como “asociación ilícita”, tal como informó este diario.

Además, la Curva Nord mantenía un enfrentamiento directo con Peter Lim, actual propietario del club, y con la directiva del Valencia CF, que ya estableció medidas para dejar a los ultras fuera del estadio. En este contexto de guerras internas, los Yomus han vuelto liderados por un viejo líder extremista, Ramón Castro, con antecedentes penales y simbología neonazi tatuada.

El pasado 26 de octubre, durante el partido entre el Valencia CF y el Mallorca, Castro dio un discurso en los aledaños del estadio ante sus fieles. “Aquí había una gente que ya no va a volver” , exclamó en referencia al sector menos abiertamente politizado. En varias entrevistas, Ramón Castro ha negado su vinculación con la extrema derecha, luciendo un vistoso tatuaje neonazi en su mano izquierda.

La reaparición de los Yomus fue aplaudida enseguida por José Luis Roberto, el líder de España 2000, un grupúsculo ultra con sede en Valencia. Tanto Roberto como Castro asistieron, según abundantes testimonios gráficos, a la polémica manifestación neonazi que recorrió las calles del madrileño barrio de Chueca el pasado 18 de septiembre. El líder de España 2000 incluso dio un discurso al final de la marcha.

La vuelta de los Yomus ha provocado rechazo y temor entre algunos representantes políticos valencianos, empezando por el alcalde de la ciudad, Joan Ribó. El primer edil, de Compromís, ha instado al Valencia CF a “seguir actuando como hasta ahora” ante una posible “reorganización” del grupo ultra. El deporte “ha de estar exento del odio”, dijo Ribó.

El portavoz de Compromís en las Corts Valencianes, Fran Ferri, también ha advertido del peligro que supone “blanquear” a personas que estuvieron gritando “fuera sidosos de nuestros barrios” en Chueca. “En el deporte no tienen cabida el fascismo ni los intolerantes, no lo permitiremos”, tuiteó Pilar Lima, portavoz de Unides Podem en la cámara autonómica.