El triunfo de Mefistófeles

La producción que abre la nueva temporada del Palau de les Arts llegó con anuncios de excepcional por la profusión de medios empleados, bajo la dirección escénica de Johannes Erath, y también por el debut en el foso del director Lorenzo Viotti. No ha defraudado, porque el éxito está siendo acorde con las expectativas. Un montaje variado, imaginativo, de rico movimiento escénico y bellos efectos visuales. Discutible quizá la vinculación del mito de Fausto con la vida circense, pero se puede concluir que el resultado estético es más que satisfactorio. En cuanto a la dirección de Viotti, hizo brillar a orquesta y coro con una muy redonda interpretación, que fue premiada con intensos aplausos. El reparto ofreció un altísimo nivel de conjunto en este Faust, que se estrenó el día 3 de octubre y estará en cartel hasta el 15, como primer título de una programación que celebra las dos décadas de Les Arts.

El Faust de Gounod se estrenó en el Théâtre Lyrique de París en 1859, y luego fue modificado en dos ocasiones por su autor, hasta la versión definitiva de 1869. Es probablemente, después de la Carmen de Bizet, el título más celebrado y representado del repertorio operístico francés. No solo en Francia, donde se ofrece con mucha frecuencia, pues cabe recordar que en 1883 fue la obra escogida para la inauguración de la Metropolitan Opera House de Nueva York, como recuerda la serie La edad dorada de Julian Fellowes (HBO). 

Si todos los cantantes de la producción valenciana eran buenos, cabe destacar entre ellos al barítono italiano Alex Esposito, bien conocido del público valenciano. Hizo un Méphistophélès rico en matices, con una voz potente, de timbre uniforme, que siempre destacaba por encima del sonido orquestal. Su interpretación dramática del personaje fue también magistral, subrayada por los cambios de vestuario, que marcan las diferentes caras del diablo. Por su parte, la soprano zaragozana Ruth Iniesta, que debuta como Marguérite, en su sexta aparición en el Palau de les Arts, mostró una espléndida línea de canto y desplegó con sabiduría y bello timbre un papel rico musical y dramáticamente. 

El tenor peruano Iván Ayón-Rivas, en el papel que da título a la obra, exhibió una voz bien timbrada, no muy potente, y una dicción francesa mejorable. Eso no empañó una gran interpretación. En el aria Salut! Demeure chaste et pure del tercer acto dio el agudo con solvencia y volumen, y arrancó entusiastas aplausos del público. Era la segunda representación y el tenor demostraba que era capaz de dar a la perfección ese agudo, con el que había tenido algún problema la noche del estreno. El francés Florian Sempey encarnó con acierto el personaje de Valentin, hermano de Marguérite.

El Cor de la Generalitat Valenciana hizo gala de su alto nivel, en la que fue sin duda una de las mejores interpretaciones de los últimos tiempos en Les Arts. Magnífico en el segundo acto y en sus diferentes y difíciles intervenciones en el quinto. La orquesta exhibió un sonido espléndido, con momentos de gran brillantez y extraordinarias intervenciones solistas: clarinete, oboe, violonchelo… Viotti dirigió el conjunto con sensibilidad y musicalidad, acompañando las voces con sentido del rubato y utilizando adecuadamente el fortissimo, como en el final del segundo acto. El público aplaudió entusiasmado. Se llevó la palma Alex Esposito, que fue recibido con una cerrada ovación a su salida a saludar acabada la obra. Fue el triunfo de Mefistófeles.