Ximo Puig afianza el liderazgo más largo del PSPV desde la era Joan Lerma

Toni Cuquerella

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Ximo Puig será elegido por tercera vez consecutiva como secretario general del PSPV, un cargo que ocupa desde el año 2012, y además será la primera vez que lo consiga sin tener rival que se lo dispute. Con este tercer mandato Puig conseguirá el liderazgo del socialismo valenciano más largo desde la etapa de Joan Lerma (1979-1997).

La última ocasión en la que se dio esta misma circunstancia de una única candidatura fue el año 2004. Entonces la candidatura que no tuvo alternativa fue la de Joan Ignasi Pla, aunque resultó ser un espejismo. 17 años han tenido que pasar para que el líder socialista no tuviera contestación interna, y 24 años para encontrar otro congreso de 'paz' desde el de 1994 con Lerma. En ambos casos ha resultado decisivo el hecho de que se trata de candidatos que presiden la Generalitat Valenciana.

Este liderazgo de Ximo Puig aparentemente consolida la superación de una etapa en la que PSPV sufrió una travesía del desierto de 20 años en la oposición, entre 1995 y 2015, sin una mayoría clara entre los diversos sectores del partido que ni el retorno al poder autonómico gracias al Pacto del Botánico con Compromís y Unides Podem, pudo atajar, ya que en 2017, en el 13º congreso celebrado en Elche, Puig tuvo que pactar, siendo ya presidente, con sectores del sanchismo no alineados con José Luis Ábalos para vencer al candidato alternativo, el alcalde de Burjassot, Rafa García. En aquel congreso, Puig anunció que no volvería a presentarse a la secretaría general de nuevo, decisión de la que obviamente se ha echado atrás.

La travesía del desierto del PSPV empezó después de la primera etapa de los socialistas en el Palau de la Generalitat entre 1983 y 1995. Joan Lerma renunció a la reelección en 1997 y su sucesor fue quien había sido conseller de Educación, Joan Romero, que se impuso por un estrecho margen a Antonio Moreno, el candidato lermista, en el octavo Congreso Nacional del PSPV. Con un mensaje de renovación, Romero duró en el cargo dos años porque en 1999 se celebraron las primeras primarias en la formación para elegir candidato electoral, que también ganó Romero, aunque las divergencias internas provocaron su dimisión a las puertas de las elecciones. El candidato socialista a la Generalitat acabó siendo Antoni Asunción, rival derrotado en las primarias. El resultado fue la primera mayoría absoluta del PP de Zaplana.

Los años más duros: Pla y Alarte

Con la dimisión de Romero se necesitó un congreso extraordinario para elegir nuevo líder, y fue entonces cuando Joan Ignasi Pla se impuso por primera vez gracias a un acuerdo con Lerma y Ciprià Ciscar (viejo contrincante interno de Lerma en los años de gobierno), dejando fuera a Asunción. Pero el cargo le duró apenas tres días y dimitió por las discrepancias internas, llegando a ser anulado el congreso en el que fue elegido.

Pla tuvo que esperar un año, al congreso de 2000, cuando volvió a la carrera de la secretaría general y en aquel momento tuvo como gran rival a José Luis Ábalos (apoyado por Ciscar), y a otros candidatos como Andrés Perelló y Josep Bresó. La victoria se dirimió por un escaso margen de 10 votos, pero se trataba de la primera batalla de una guerra que iba a durar años. En 2002 se volvieron a celebrar primarias para elegir candidato socialista y entonces Pla sí que arrasó con un proceso en el que se llevó el 75% de los apoyos.

Este masivo apoyo a Pla no se trasladó a las urnas en las elecciones autonómicas de 2003, cuando el PP revalidó su mayoría absoluta. Pese a ello, el año siguiente, en el congreso del PSPV de 2004, Pla fue reelegido al frente del partido sin candidaturas opositoras. Ante esta situación el PSPV optó por suprimir las primarias previstas para 2006 y Pla hizo frente a unas elecciones en 2007 en las que se volvió a estrellar contra otra mayoría absoluta del PP.

Con dos oportunidades convertidas en fiasco, el aparato socialista dijo basta a Pla, que tuvo que dimitir tras destaparse un caso de presunto trato de favor de un constructor en unas obras en su casa, por lo que el líder del PSPV abandonó su sillón meses después en el mismo 2007. El undécimo congreso no llegaría hasta 2008, al que se presentó Ximo Puig por primera vez, y perdió frente a Jorge Alarte, que se impuso por un escaso margen de 20 votos. El objetivo eran las elecciones de 2011.

Pero Alarte tropezó en aquellos comicios con otra mayoría absoluta del PP –la cuarta– pese a que las denuncias de casos de corrupción del PP y el hecho de que el candidato popular Francisco Camps estuviera en el ojo del huracán abrieron la puerta a la caída de la derecha. Alarte no tuvo una segunda oportunidad como Pla y en 2012 no consiguió revalidar su liderazgo. Ximo Puig consiguió la secretaría general gracias a unos pactos que recombinaron de nuevo los sectores internos del PSPV.

Lucha desde el poder: Puig contra Ábalos

Ximo Puig empezó, así, su etapa de liderazgo con diversas familias dentro de casa, y necesitó de una ratificación. Esta llegó con las primarias de 2014 , en las que venció a Toni Gaspar (actual presidente de la Diputación de València). Y a la quinta fue la vencida: el PP perdió su mayoría absoluta en 2015.

Puig recuperó la presidencia de la Generalitat para los socialistas, pero con una piedra en el zapato, lo hizo registrando los peores resultados del PSPV en unas elecciones autonómicas y siendo todavía superado por el PP. Esto mantenía la fragilidad de su liderazgo, fragilidad que se vio agudizada con la resurrección de la figura de José Luis Ábalos a caballo de otro renacido, Pedro Sánchez.

El origen fue el conocido viaje de ida y vuelta de Pedro Sánchez como líder del PSOE. Puig colaboró en su defenestración en 2016 y apoyó a Susana Díaz para ser su sucesora en el congreso federal celebrado en 2017. Pero Sánchez volvió a ganar con Ábalos como uno de sus principales apoyos y siendo el candidato más votado por los socialistas de la Comunitat Valenciana. Tras aquella victoria, Ábalos consiguió escalar hasta el segundo escalafón del PSOE llegando a secretario de Organización.

El empuje del 'abalismo' dio lugar a una candidatura para disputar a Ximo Puig la secretaría general de los socialistas valencianos ese mismo año 2017. La alternativa logró un 42%, mostrando nuevamente una fuerte división interna. Lejos de considerarse derrotado, el sector de Ábalos fijó como nuevo objetivo la ejecutiva provincial, un puesto que sí alcanzaron a través de Mercedes Caballero, actual presidenta de València. Por su parte, Ábalos se hacía con la cartera del Ministerio de Fomento en 2018 tras la victoria electoral del PSOE de Pedro Sánchez.

Al año siguiente, en 2019 Ximo Puig fue reelegido presidente de la Generalitat, y lo hizo mejorando sus resultados electorales (siempre por debajo de los obtenidos antes de 2015) y llevó al PSPV a ser el partido más votado. Desde entonces se ha vivido una guerra fría dentro del socialismo valenciano con dos referentes claros, uno en la Comunitat Valenciana, y otro vigilando desde Madrid. Hasta este verano.

El abalismo sufrió un grave revés con el relevo dentro del Gobierno de José Luis Ábalos el pasado 10 de julio, un relevo que unos días después llevó aparejada la salida del valenciano de la secretaría de organización del PSOE. Tras esta caída, el abalismo ha empezado a tentarse las ropas y replegarse. Esta vez ese sector no presenta batalla para el decimocuarto Congreso Nacional del PSPV que se celebrará en Benidorm en noviembre. El PSPV, por primera vez desde la etapa de Lerma, tendrá un secretario general elegido en tres congresos consecutivos. Ahora faltarán las negociaciones internas para conformar una ejecutiva para “unir y cohesionar” el partido, según las propias palabras de Ximo Puig.