Christina Rosenvinge, Amaral e Ismael Serrano, sobre la situación de la música: “Hay técnicos de sonido pidiendo en la calle y comiendo del banco de alimentos”

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El director de elDiario.es Ignacio Escolar ha charlado con el dúo Amaral, la compositora Christina Rosenvinge y el cantautor Ismael Serrano sobre la situación del sector de la música y ha respondido a las preguntas de los lectores y lectoras.

Ante la crisis insostenible que atraviesan, se ha puesto en marcha el movimiento Alerta roja, que incluye profesionales y empresas afectadas en el sector musical por la pandemia. Según datos recogidos por elDiario.es desde este movimiento, se estima que 700.000 personas se encuentran en paro y aunque los artistas son la cara más visible, no son los únicos que sufren las consecuencias.

Por eso el jueves pasado tuvieron lugar una serie de movilizaciones en ciudades de toda España con el objetivo visibilizar la situación del sector. Sobre qué reclaman, cómo se están llevando a cabo los conciertos y cómo están atravesando esta crisis, hemos conversado con los cuatro artistas.

Christina Rosenvinge ha querido dejar claro que ellos son sólo “la punta del iceberg” de miles de personas que viven de la música, gente invisible, desconocidos para el gran público, que atraviesan una situación crítica. “Hablo por todos los que tengo detrás, a lo que he llamado para que me contaran cómo lo viven y se me caen las lágrimas hablando con ellos. Me hablan de técnicos de sonido pidiendo en la calle, comiendo del banco de alimentos”. “Esta gente vive al día”, explica sobre un sector que ya de por sí vivía en condiciones precarias. “La gente que monta los escenarios vive al día, si les quitas cuatro meses de conciertos, entran en quiebra absoluta”, advierte la cantautora.

También explica que en estas circunstancias se encuentran muchos promotores que ya habían vendido entradas para espectáculos que se han visto cancelados. “Ya habían vendido entradas y estaba invertido en infraestructuras. Todo eso son pérdidas”, señala.

Rosenvinge ha reivindicado que se reconozca al sector de la música “como un sector estratégico importante” ya que lo que aportan “no solo se puede medir en términos económicos”. “Aportamos un valor que es cultura, y eso se tiene que tener en cuenta”, añadía. La compositora hablaba por muchos de los afectados cuando ha exigido que se cree un convenio que tenga en cuenta la “estacionalidad” de estos trabajos. “Hay una inseguridad total”, denunciaba, haciendo referencia a que los trabajadores “rara vez” tienen un contrato y muchos de ellos no pueden mantener la cuota de autónomos. Por eso, el movimiento Alerta Roja reclama una reunión no solo con el ministerio de Cultura, sino también con Economía, Hacienda, etc para que “se reconozca este sector en toda su amplitud”.

En este sentido, Ismael Serrano añadía que con esta crisis sanitaria “se están viendo todas las costuras del sistema y la precariedad y el desamparo de la música, se agrava”. Coincidía con Rosenvinge en que ellos son la cara visible pero alertaba de que hay mucha gente que no se puede permitir como ellos estar tiempo sin trabajar. “Cuando se desteje un tejido, volver a tejerlo es muy difícil, y hay gente que se queda en el camino”, ha asegurado. 

El dúo formado por Eva Amaral y Juan Aguirre ha hecho hincapié en la “arbitrariedad” de las medidas a las que tienen que hacer frente las bandas para poder ofrecer un espectáculo. “La organización ha sido muy difícil”, denunciaba Eva Amaral, “los parámetros iban cambiando en función de los territorios o de una persona en concreto”, explicaba. Como ejemplo señalaban el reciente concierto que dieron en Alcalá de Henares, donde en un recinto para 1.500 personas al aire libre, les redujeron el aforo primero a 800 y luego a 400, y tuvieron que hacer un doble pase. “Fue muy absurdo, no hay una reflexión”, incidía Juan, señalando que en ambos conciertos la distancia era la misma si en lugar de 400 personas hubiera habido 800.

Amaral cuenta que en estos momentos no dan conciertos porque sea rentable, ya que “los medios aforos no son sostenibles” y en situaciones como la descrita tuvieron que elegir entre cancelar el concierto o hacer dos pases. “Decidimos hacer dos para garantizar los sueldos una vez más”, explica Aguirre, que añade que se han planteado sus actuaciones de verano como una especie de “caja de resistencia” para afrontar la situación junto con sus músicos y técnicos.

El sambenito de la Cultura

Ismael Serrano abría el debate sobre el problema que existe en España con el reconocimiento del músico, “algo que no ocurre en otros países”. “En Francia son políticas de estado asumidas por todo el espectro político, y la cultura es algo a proteger, por la derecha y por la izquierda. Aquí no. Y eso hace que no sea tenido en cuenta cuando llega una crisis de estas características y que se planteen dicotomías falaces como la de ”cómo vamos a gastar en cultura si hay que gastarlo en Sanidad“”, ha denunciado.

Como medidas urgentes, el cantautor ha pedido que se solucionen con el estatuto del artista los problemas laborales a los que se enfrentan los trabajadores, y también ha reclamado ayudas. “Amaral dicen que ellos no piden dinero, yo sí”, afirmaba entre risas. “Sostener la cultura con medios aforos no se puede. Y cada vez que dices algo, te llueven las críticas porque cargamos con un sambenito que no es justo. La cultura está menos subvencionada que el automóvil”, respondía haciendo referencia a aquellos que esgrimen que los artistas viven de las subvenciones.

Alerta roja también para las salas

Los cuatro artistas también han querido llamar la atención sobre la situación de las salas de conciertos en nuestro país, la mayoría de las cuales permanecen cerradas y que son el sustento de miles de familias. “Cada sala que cierre durante esta pandemia no será recuperable, serán compradas por fondos de inversión que no van a abrir una sala porque no son rentables”, explicaba Rosenvinge que añadía que el tejido de la industria musical “se está descomponiendo”.“Necesitamos un rescate inmediato, no nosotros, todos los que están detrás, a los que les damos voz”, reclamaba.

Juan Aguirre reflexionaba sobre un futuro sin salas de música en el que “la música de base estaría muerta”. Con ellas se perderían además muchos aspectos para la música que son “difícilmente cuantificables” como “el carácter y la personalidad” de las composiciones que no pueden suplir solo “los productos nuevos que salgan de los realities”.

Para Aguirre, uno de los problemas del sector es que en España durante mucho tiempo, la música se ha asimilado al “famosismo” y por eso hay gran parte del mundo musical que no se valora lo suficiente. En este sentido, Eva Amaral añadía que hay “desconocimiento de lo que es ser músico, de las horas de disciplina y trabajo que hay para tocar un instrumento. Nadie sabe lo que hacemos, ni nosotros, ni los técnicos, ni los luceros, y los años de trabajo que cuesta llegar a ser profesional”, lamentaba.

Los artistas consideran que llega un “invierno duro” para la música, ahora que el tiempo no acompañará para celebrar recitales al aire libre, por eso piden también criterios que no sean arbitrarios y “protocolos claros”.

“Admitimos que tenemos que estar separados y que hay que reducir aforos, pero hay arbitrariedad”, señalaba. “En el transporte publico van como sardinas en lata y se cierran los parques, que es donde podemos estar separados”, añadía, y cuestionaba algunas de las medidas tomadas para contener la pandemia. “Lo fácil es cerrar los parques y evitar conciertos, porque da la sensación de que esto no afecta a la economía, pero afecta a la economía de todo el sistema de cultura”, explica Rosenvinge.

“Nos planteamos dar conciertos en el metro o un avión porque ahí los aforos son completos”, ironizaba por su parte Ismael Serrano.