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La banca pide que se complete cuanto antes la unión bancaria europea

EFE

Madrid —

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El presidente de la patronal bancaria española (AEB), José María Roldán, ha pedido hoy que se complete la unión bancaria europea y se avance en la unificación de la supervisión porque será la única forma de tener bancos paneuropeos, que marcarán “el triunfo o el fracaso de la unión bancaria”.

En su intervención en una jornada financiera organizada por el diario Expansión, Roldán, que también es vicepresidente de la Federación Bancaria Europea, explicó que “necesitamos seguir con la misma ambición que propició la creación de la unión bancaria” para “completar el proyecto”, porque “un proyecto a medio cocer no nos sirve a ninguno”.

Pese a que la situación en Europa ha mejorado mucho “me preocupa que se relajen las expectativas” porque aún no hemos construido una unión bancaria plena, ya que falta el fondo de garantía de depósitos europeo, de momento paralizado por la elevada atomización del mercado alemán, que requiere una cobertura mucho más elevada que la media europea, explicó.

Asimismo, abogó por que los socios comunitarios sean más ambiciosos en la integración de los mercados bancarios y financieros europeos, con vistas, por ejemplo, a tener un reglamento comunitario sobre el crédito hipotecario, “que es el más importante que las entidades europeas tienen en sus balances”.

Por su parte, el responsable de las relaciones con los inversores del Banco Santander, José María Campa, explicó que los socios de la UE no perciben la unión bancaria como una prioridad, ya que hay otros problemas tan graves como el de la inmigración.

“Mientras no exista la percepción de que un banco puede captar ahorro en un país de la unión y asignarlo a otro país, la unión bancaria no será una realidad, y aún estaremos lejos de que eso ocurra”, explicó.

También el director general del BIS, Jaime Caruana, consideró que la unión bancaria europea aún está lejos y se mostró de acuerdo con sus colegas en la necesidad de contar con un fondo de garantía de depósitos común, para acabar con las diferencias nacionales que aún persisten.

El que todos los países tengan mecanismos de recapitalización interna o “bail in” contribuirá a internacionalizar las pérdidas en caso de quiebra de un banco, y eso, ahora que la economía europea va mejor, debería ser un incentivo y no un freno para avanzar en la unión bancaria, dijo.

Se trata, opinó, de “una oportunidad que hay que aprovechar porque los riesgos existen y si hay otra crisis necesitaremos todo lo que se haya hecho en este periodo”.

Caruana también aprovechó para insistir en que los acuerdos finales de Basilea III se cerraran “en los próximos meses” tras el largo trabajo preparatorio que se ha hecho en los últimos dos años.

En este sentido, Campa valoró el trabajo que han hecho las entidades para mejorar sus niveles de capitalización y advirtió de los riesgos de no llegar a meta después de haber corrido el maratón.

Roldan se mostró partidario de zanjar ya la discusión entre Basilea III y Basilea IV y cerrar de una vez los flecos que faltan de esa normativa para centrarse en otros aspectos importantes, como los cambios que ya se están anticipando en Estados Unidos en términos de regulación.

En cuanto al capital de resolución o los activos computables o elegibles que deben tener las entidades en sus balances para recurrir a ellos en caso de quiebra y evitar que el contribuyente pague la próxima crisis financiera, Roldán consideró que los niveles estipulados, un 27 % de los activos ponderados por riesgos (apr) es “demasiado alto”.

Pese a ello, se mostró convencido de que ni el Santander ni el BBVA, ni ninguna de las entidades de la AEB tendrán problemas con estos requerimientos, pero habrá muchos bancos europeos que no podrán emitir ese tipo de instrumentos “a precios razonables” en los próximos años.

En cuanto a la digitalización del sector financiero, Roldán aseguró que “el futuro en la banca o es digital o no hay futuro”, al tiempo que pidió la misma regulación para todos los actores que lleven a cabo la misma actividad y corran el mismo riesgo.

“Sería un disparate que en el nuevo mundo digital la protección del consumidor fuera menor que en el mundo tradicional”, zanjó.