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El Gobierno apuesta por la explotación “sostenible” de los yacimientos de litio y tierras raras en España para la industria de baterías

El Gobierno apuesta por la explotación “sostenible” de los yacimientos de litio y tierras raras que España tiene en su subsuelo para impulsar una industria nacional del almacenamiento de energía.

“Es fundamental disponer de fabricantes y proveedores nacionales que generen alto valor añadido e impulsen la innovación y la competitividad en el sector, desde la provisión de materias primas y componentes básicos, pasando por la fabricación y desarrollo de tecnologías, hasta la prestación de todo tipo de servicios mediante los nuevos modelos de negocio asociados al almacenamiento”, dice el borrador de la Estrategia de Almacenamiento Energético que acaba de sacar a consulta pública el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

El “fomento del autoabastecimiento nacional de las materias primas o componentes básicos” es una de las medidas que propone esa estrategia, que en tiempos de pandemia y en una grave crisis económica, plantea la necesidad de promover una industria nacional de almacenamiento de energía que facilite la transición hacia una economía descarbonizada y digitalizada y reduzca la dependencia de terceros países, como China.

“En el caso de los recursos naturales minerales, mediante la explotación sostenible de yacimientos de los más de 70 minerales y rocas que se pueden encontrar en el país y, en particular del litio o las tierras raras, será posible, por ejemplo, la fabricación de baterías para el vehículo eléctrico o la digitalización de la economía”, señala el borrador.

El documento recuerda que “algunas de las materias primas utilizadas en la industria nacional de fabricación de sistemas de almacenamiento dependen del aprovisionamiento exterior de materias primas y compuestos. En algunos casos, estos elementos se encuentran dentro de los denominados minerales críticos. Esto hace necesario apoyar el fortalecimiento de un tejido de suministros nacionales, de alto valor añadido, proyección internacional y alta capacidad generadora de empleo”.

“Para potenciar el auto-abastecimiento sostenible, se perseguirá poner en valor los recursos de rocas y minerales del país, reduciendo la dependencia de terceros países, contribuyendo al mantenimiento de la población y la actividad en áreas rurales con problemas de despoblamiento y favoreciendo un uso racional del suelo, principalmente en el medio rural”. “El despliegue de los sistemas de almacenamiento tiene que afrontar el reto de reducir la dependencia de la importación de materias primas que sufre la Unión Europea”, añade.

Tecnología clave

Las denominadas tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos clave para la fabricación de teléfonos móviles, los motores de los vehículos eléctricos, los rotores de los aerogeneradores y algunos tipos de baterías. En estas tiene un papel fundamental el litio, el tercer elemento más ligero del universo y el más ligero de los metales.

El almacenamiento energético es condición indispensable de cara al objetivo de alcanzar una generación de electricidad 100% renovable en 2050: la posibilidad de guardar la energía mediante bombeo hidroeléctrico, sales fundidas en plantas de energía termosolar o baterías aporta flexibilidad al sistema eléctrico y permite garantizar el suministro ante la intermitencia de la energía eólica y solar, al permitir almacenar los excedentes para que estén disponibles en situaciones de déficit de generación. Una cuestión especialmente crítica en un país con escasas interconexiones como España. 

En cuanto al desarrollo de las baterías, de cara a la reconstrucción de la economía tras el tsunami del coronavirus, algunas figuras del empresariado patrio como el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez-Galán, el de la patronal automovilística Anfac y Renault España, José Vicente de los Mozos, y el anterior consejero delegado de Red Eléctrica, Juan Lasala, han advertido en los últimos meses de que España llega tarde a esa carrera mundial.

Pero renunciar a esa opción sería “un suicidio económico” que pondría en riesgo a la industria nacional de automoción, como decía hace unos días el experto en energía Pedro Fresco. Una opinión que parece compartir el Gobierno.

Las baterías contienen cinco materiales (cobalto, níquel, litio, grafito y vanadio) “que son estratégicos, figurando el cobalto, grafito y vanadio en el listado de Materias Primas Críticas establecido por la Comisión Europea por su importancia en la economía (volumen de usuario final y aportación de valor añadido) y el riesgo de suministro (concentración de proveedores y tipología de países proveedores)”, recuerda el documento de Transición Ecológica.

“En este contexto, España tiene el reto de investigar, desarrollar y favorecer la industria de baterías y la de las materias primas minerales imprescindibles para su fabricación, potenciando, en particular, los recursos propios”, señala el departamento de Teresa Ribera en el borrador.

Liderazgo chino 

La explotación de las tierras raras es una actividad que potencialmente puede ser muy contaminante. El líder mundial es China, cuyos estándares ambientales están a años luz de los de la UE. Este país acapara alrededor del 80% de la producción mundial y ha llegado a copar el 90% del mercado, lo que explica el interés que mostró hace un año Donald Trump por hacerse con Groenlandia, un territorio rico en reservas de tierras raras. China es también el tercer productor mundial de litio, por detrás de Chile (que tiene las mayores reservas del planeta) y Australia, que es el primer productor mundial. 

Actualmente hay varios proyectos para explotar litio en España, y especialmente en Extremadura, con empresas tan conocidas como la española Sacyr, que ha tomado posiciones como socio minoritario de la australiana Infinity Lithium. En el caso de las tierras raras, hace tres años la Junta de Castilla-La Mancha denegó la autorización ambiental a un proyecto en el Campo de Montiel (Ciudad Real). Lo promovía la firma Quantum Minería, pilotada por el empresario Javier Merino, un fijo en las listas de morosos de la Agencia Tributaria que estuvo vinculado a Star Petroleum, la opaca petrolera de otro polémico empresario, el iraní Massoud Zandi.

El proyecto del Campo de Montiel, en su momento bien recibido por el gobierno que entonces presidía María Dolores de Cospedal, fue abortado por el socialista Emiliano García-Page tras constatar el fuerte rechazo de los pueblos de la zona. 

El borrador de la estrategia de almacenamiento, que también hace hincapié en nuevos modelos de negocio basados en la economía circular, contempla disponer de una capacidad de almacenamiento de unos 20 gigavatios (GW) en 2030 y alcanzar los 30 GW en 2050, considerando tanto almacenamiento a gran escala como distribuido. El documento, abierto a observaciones hasta el 9 de noviembre, forma parte del conjunto de iniciativas vinculadas al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, cuyos objetivos hasta 2025 quiere adelantar el Ejecutivo como parte del plan de recuperación que presentó Pedro Sánchez la semana pasada.