Euskadi aventura una estabilización de la pandemia a finales de la semana al tiempo que activa la alerta 3 de 5 en las UCI

La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha confirmado en el Parlamento Vasco que Euskadi ya ha entrado en el escenario 3 de 5 de alerta de su plan de contingencia hospitalaria para afrontar la pandemia. Justamente este miércoles, eso sí, han caído ligeramente a 133 los pacientes críticos con coronavirus tras una subida constante de semanas, aunque se desconoce si por altas o por fallecimientos. En todo caso, tanto la consejera como su 'número dos', Iñaki Berraondo, han alentado el optimismo al hacer coincidir este anuncio con varias referencias a que el pico de la segunda ola ya ha llegado. “Sin querer caer en optimismo injustificado, [prevemos] el inicio de una meseta previa al descenso que todos esperamos”, ha dicho Sagardui. Y Berraondo ha asegurado que ese cambio de tendencia podría llegar en el final de esta misma semana. Se da la circunstancia de que, en el mismo foro y justamente hace una semana, los máximos responsables de la Sanidad vasca trasladaron un mensaje similar.

La estabilización de los contagios, en todo caso, no supondría un frenazo automático de la presión asistencial, han explicado. Hay consenso en que los positivos de hoy se traducen en un empeoramiento la semana siguiente y que el impacto en las UCI llega dos semanas después. Así, en previsión de un empeoramiento de la situación por la oleada de nuevos contagios de los últimos días (se suman 1.401 a la lista según los últimos datos notificados), el Servicio Vasco de Salud entra en un nuevo escenario. Antes de que se hayan ocupado las 282 camas de UCI del nivel 2 -también hay pacientes con más patologías, por lo que solamente quedaban 30 camas- se han empezado ya a habilitar nuevas dotaciones, lo que implica respiradores y personal adscrito.

El primer centro en el que se ha intervenido es el hospital Donostia, el más tensionado en las últimas semanas, y se prevé que para el 16 de noviembre haya 45 puestos más de UCI en toda la red. Sumarían 327 y este escenario permite llegar a disponer de 427 puestos de UCI. El 4 llegaría a 558 y el 5, diseñado expresamente tras la situación cercana al colapso de la primera ola, singularmente en Vitoria y en Bizkaia, permitiría manejar un máximo de 692. Sin embargo, el Gobierno vasco ya viene alertando de que toda ampliación extraordinaria de las UCI implica ocupar plantas y espacios de otras especialidades y suspender actividad asistencial ordinaria. De hecho, es algo que ya es estaba produciendo tímidamente en la fase 2 y que ahora se intensificará en la 3, principalmente “intervenciones por las tardes”, según Sagardui. En marzo-abril, el pico de pacientes en UCI fue de 232. Esa subida se detuvo cuando la red estaba muy tensionada. Se puede leer aquí un resumen de la situación en aquella época.

En cuanto a las hospitalizaciones, en Euskadi hay 639 personas ingresadas. A diferencia de en la primavera, todas ellas están en la red pública de Osakidetza. Meses atrás se tuvieron que habilitar camas en centros privados, vaciar residencias como San Onofre en Vitoria y abrir algunos hoteles medicalizados. Esa posibilidad está contemplada en fases siguientes del plan de contingencia. Sin contar las derivaciones, en Osakidetza hubo un máximo de 1.903 hospitalizados el 29 de marzo. En los gráficos hay datos de la capacidad ordinaria y extraordinaria de todos los centros de Euskadi, sean públicos, concertados o privados.

En las últimas 24 horas han ingresado 90 pacientes con COVID-19 en Euskadi. Es casi el máximo de la segunda ola, sólo por detrás de los 91 notificados este martes. La media de nuevos ingresos en la última semana es de 75,14. De nuevo con datos solamente de la Sanidad pública, en la primera ola se llegó a un pico de 363. Las estadísticas de Osakidetza muestran que -salvo los fines de semana- se están dando casi tantas altas como ingresos se producen.

La incidencia en Eibar, disparada

Por territorios, los 1.401 casos se reparten en 676 en Bizkaia (tasa de incidencia de 735,53 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días), 569 en Gipuzkoa (1.101,37) y 142 en Álava (551,27). Hay, además, 14 casos más de personas de fuera diagnosticadas aquí o de personas sin residencia conocida. En cuanto a las capitales, Donostia tiene una tasa de 996,4, en Bilbao llegan a 733,5 y en Vitoria se queda en 553,7. En el plano local, solamente hay cinco localidades con más de 5.000 habitantes que no superen esa barrera crítica de 500. Ninguna de ellas está ya en Gipuzkoa toda vez que Mutriku se ha unido también a la lista. En Álava la única es Amurrio y las vizcaínas son Bermeo, Derio, Elorrio y Gernika.

En Euskadi hay varios puntos que duplican esa tasa en la que se enciende el metafórico semáforo rojo de alerta. Con más de 1.000 casos por cada 100.000 habitantes se hallan Santurtzi y Amorebieta-Etxano en Bizkaia y, en Gipuzkoa, Andoain, Arrasate-Mondragón, Azkoitia, Azpeitia, Beasain, Bergara, Deba, Elgoibar, Hernani, Lasarte-Oria, Lazkao, Legazpia. Lezo, Oñati, Ordizia, Orio, Pasaia, Urbieta, Urrutxe, Villabona, Zumaia y Zumarraga. Mención aparte merece Eibar, cuyas tasas siguen disparadas y marcan registros por encima de 2.300, casi cinco veces más de lo considerado ya como alarmante. Se han detectado 321 positivos en la última semana, en la que cadena de contagios se ha disparado un 39%, tres veces más rápido que la media vasca (13%) y treinta puntos por encima de la guipuzcoana (9%). Precisamente, en cuanto a los centros educativos, tras el cierre el pasado lunes de uno en Eibar y su reapertura, ahora mismo toda la red está operativa. Eso sí, hay casos de coronavirus en 114 colegios y las aulas afectadas son 163, el 0,93% del total (17.554 en el curso 2020/2021).

Cambio de tendencia “a finales de semana”

En el plano positivo, ha habido un indicador que ha entrado en verde este miércoles. Es el R0 de Álava, que ha bajado de 1 (0,98), aunque el dato general es negativo aún (1,05) y los de Gipuzkoa y Bizkaia siguen también en rojo (1,03 y 1,09, respectivamente). Este dato revela cuántos casos se originan con un positivo. Si está por debajo de uno quiere decir que se necesitan dos personas infectadas para generar otro caso de COVID-19 o de cualquier enfermedad infecciosa. Si está por encima, supone que la pandemia está en expansión.

Berraondo, viceconsejero de Salud, ha destacado en el Parlamento precisamente este brote verde como indicador de que se puede acercar la “estabilidad”. Ha hablado textualmente de “situación de relativa estabilidad” aunque la tendencia aún es “suavemente creciente”, algo que podría pasar a ser decreciente “a finales de esta semana”. Berraondo ha dicho que hay que fijarse en dos indicadores, que el 27 de octubre la velocidad de crecimiento de la pandemia ya dejó de crecer y que el 5 de noviembre aún se ralentizó más. La consejera Sagardui ha querido respaldar estas perspectivas.

elDiario.es/Euskadi

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