Además, Eguzki ha considerado que el debate de la prorroga está solapando “el verdadero problema de Garoña: la falta de seguridad”. A su entender, esté produciendo energía o no, es una central “con graves defectos constructivos y de seguridad que está poniendo en riesgo tanto a los habitantes (más de 1.000.000) como al medio ambiente”.
Por ello, ha afirmado que la única medida que puede evitar estos riesgos es su cierre y desmantelamiento definitivo, para lo que Eguzki trabajará “sin cesar” hasta conseguirlo.