Cuatro años y medio de cárcel para el ladrón de las botellas del restaurante Atrio y otros cuatro para su compañera

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La Audiencia provincial de Cáceres ha condenado a cuatro años y seis meses de prisión a Constantin Gabriel Dumitru, y cuatro años a su compañera, Priscila Lara Guevara, al considerarles autores del robo 45 botellas de vino del restaurante Atrio de la capital cacereña, con un valor en el mercado de 1,6 millones de euros.

El tribunal considera que Dumitru, rumano neerlandés de 47 años, y la mexicana, Priscila Lara, de 29, son los autores de un delito de robo con fuerza en establecimiento abierto al público de especial gravedad, y que, por lo tanto, deberán además indemnizar conjunta y solidariamente con 753.454 euros, cifra con la que fueron indemnizados los propietarios de Atrio, Jose Polo y Toño Pérez, por su compañía aseguradora.

La Audiencia considera como hechos probados que los dos acusados puestos de común acuerdo y con la finalidad de obtener un beneficio ilícito, decidieron que se alojara la mujer en el hotel Atrio de Cáceres el día 26 de octubre de 2021, lugar que conocían por haber estado previamente planificando el robo los días 1 de junio, 13 de junio y 12 de agosto de 2021.

La reserva fue realizada únicamente por la mujer utilizando un pasaporte falso y portando únicamente una mochila que, al ser cogida en un descuido de Priscila por un empleado, se observó que no tenía peso alguno.

La sentencia indica que, posteriormente, se presentó Dumitru para cenar y alojarse, sin registrarse, en el hotel. Tras cenar en el restaurante, realizaron una visita guiada a la bodega y luego subieron a la habitación.

Considera también probado, que con el objetivo de entretener y alejar de su puesto de trabajo al recepcionista, el único empleado que se encontraba en ese momento en el hotel, la mujer, a las 2:10 de la madrugada, llamó a recepción pidiendo una ensalada e interesándose repetidamente por el tiempo que tardaría en ser servida.

Ese momento fue aprovechado por Dumitru para ir a recepción a coger una llave electrónica, con la que no pudo abrir por no ser la llave maestra. Esto hizo que tuviera que llamar de nuevo a su compañera para que, esta a su vez, volviera a llamar al recepcionista para seguir entreteniéndole, cosa que ésta hizo solicitando un postre.

Una vez que el acusado se hizo con las 45 botellas robadas, según la dice la sentencia, abandonaron precipitadamente el hotel, sobre las 5:00 horas, cargando él una mochila a la espalda y dos bolsos de mano muy grandes, en los que había introducido cuatro toallas del baño de la habitación del hotel para evitar que tintinearan entre ellas

La sentencia no es firme y, contra ella, cabe interponer recurso de apelación ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura.