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La Federación de Santuarios de Animales (organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es conseguir una regulación específica de los refugios de animales) ha exigido “una solución ética y urgente” ante el sacrificio decretado por el Govern balear en la macrogranja de Llucmajor. La explotación avícola de Mallorca se encuentra en el punto de mira tras las imágenes publicadas en primicia por elDiario.es el pasado 26 de mayo y que se hicieron virales por las condiciones de insalubridad, falta de higiene y suciedad extremas de su interior.
El pasado 27 de mayo, técnicos de la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural —que dirige Joan Simonet, del PP— y agentes del Seprona de la Guardia Civil realizaron una inspección de más de ocho horas en las seis naves de Llucmajor. En una de ellas, se acreditó que las imágenes publicadas coincidían con dicha instalación, por lo que el Govern decretó su cierre así como el “vaciado sanitario” de las más de 20.000 aves. Es decir, su sacrificio. Las entidades de protección medioambiental y animal ARDE y Satya Animal, que facilitaron las imágenes inéditas grabadas entre el 21 y el 29 de abril, rechazan el sacrificio de las gallinas y exigen tanto al Govern como a la empresa, Avícola Son Perot S.A., una alternativa que no sea “cruel con los animales”.
“Hacemos un llamamiento urgente a las autoridades locales, al propietario de la explotación y a la Conselleria d’Agricultura para detener esta medida cruel e innecesaria”, señala María González Sola, secretaria de la Federación de Santuarios de Animales (FESA), quien afirma que dicha alternativa no pone “en riesgo en ningún momento las medidas sanitarias necesarias para el correcto traslado de los animales”.
Por tanto, lo que ofrece la ONG animalista es “una alternativa real y compasiva: el traslado inmediato de todos los animales afectados a una red de santuarios asociados, donde podrán ser acogidos, rehabilitados y vivir libres de explotación”. Así, afirman que varios de sus miembros han confirmado su disponibilidad para acoger a las gallinas y “garantizarles una vida digna”.
Entre ellos, aseguran que han ofrecido su infraestructura santuarios y refugios como La vida color frambuesa, Espíritu Libre, Mis Amigas Las Palomas (MALP), Finca Arkadia y El Hogar. Para transportarlas de forma segura, sostienen, cuentan con varias organizaciones como Salvando Peludos que “han mostrado interés y apoyo” para encargarse del traslado. Para financiar su rescate, indican que cuentan con la colaboración ciudadana.
Finalmente, en su comunicado, FESA exige al Govern balear facilitar “permisos para su rescate y transporte”, indicando que la federación animalista seguirá “en todo momento los protocolos de traslado acordes a los permisos sanitarios pertinentes”. “Este caso refleja la urgente necesidad, como sociedad, de cambiar la forma en que tratamos a los demás animales”, concluyen.
FESA es una unión de diferentes colectivos y asociaciones que tiene como objetivo “crear una red de colaboración de diversas entidades de protección animal tanto a nivel nacional como en el extranjero”. Su finalidad es conseguir una regulación específica “para los santuarios y los refugios de animales de carácter permanente”. Es una ONG en defensa de los derechos de los animales, que lucha para “dar asilo a los más necesitados” y que puedan estar “amparados por leyes de protección animal justas”.
Un juzgado investiga “posible maltrato animal”
Mientras tanto, el Juzgado de Instrucción número 11 de Palma ha abierto diligencias penales por la presunta comisión de un delito de maltrato animal contra la empresa Avícola Ballester —Avícola Son Perot S.A. es una de las empresas bajo el paraguas de esta marca comercial—, propietaria de la macrogranja de Llucmajor (Mallorca).
En su resolución, a la que tuvo acceso este medio, la jueza solicita al Seprona de la Guardia Civil que lleve a cabo las investigaciones necesarias para esclarecer los hechos así como los informes completos de todas las actuaciones efectuadas en torno a la explotación avícola. La querella por un posible delito de maltrato animal ha sido interpuesta por una vecina, si bien la empresa no tiene constancia oficial del auto, según aseguró a elDiario.es, por lo que señalaron que no lo han recurrido y apuntan que tampoco harán valoraciones al respecto.
En su auto, fechado el 3 de junio de 2025, la jueza apunta a la existencia de indicios de posible maltrato animal por lo que acordaron abrir diligencias previas con el fin de determinar si la empresa pudo incurrir en delito. La granja de Llucmajor comercializa los huevos de la marca Avícola Ballester.
Las imágenes que revelaron las pésimas condiciones en las que viven las gallinas fueron grabadas por las asociaciones de protección medioambiental y animal ARDE y Satya Animal entre los días 21 y 29 de abril. Estos hechos incumplen, además, al menos dos artículos del real decreto de normas básicas de ordenación de las granjas avícolas que regula las condiciones higiénico-sanitarias y de bioseguridad de las explotaciones.
Las imágenes muestran que los animales se encuentran en condiciones penosas. Las gallinas vivas conviven con decenas de cadáveres en diferentes estados de descomposición, incluso con esqueletos y otros animales, como ratas (vivas o envenenadas) y erizos. Las organizaciones alertaron de que la presencia de otras especies en la granja puede conllevar “riesgo de transmisión de enfermedades a humanos”, como la salmonella (intoxicación alimentaria) o la leptospirosis (infección de la sangre), entre otras.
La granja podría ser “un foco de contagio”
Las asociaciones ARDE y Satya Animal presentaron un informe veterinario ante la Fiscalía de Medio Ambiente de Balears, el 21 de mayo de 2025, en el cual el profesional señaló que en el interior de la granja hay “riesgos de bioseguridad tanto para los animales como para el personal y potencialmente para los consumidores”.
Entre estos riesgos, detalló la presencia de otros animales en las instalaciones, como “abundantes roedores” (alguno incluso con signos de estar enfermo), entre las aves y su alimento; cadáveres en diferentes estados de descomposición (tanto en el suelo de la nave como entre las aves vivas), lo que es “una fuente importante de contaminación”. Asimismo, lamentó la falta de higiene de la granja, ya que “la mayoría de la superficie está cubierta de polvo, aves muertas y telarañas”.
Según el veterinario, había defectos en el aislamiento de la nave “debido a los posibles desperfectos causados por los roedores” y señalaba que el almacenaje de los huevos se encontraba en un lugar abierto donde pueden entrar las ratas, lo que puede contaminar los productos. “Todo ello favorece la diseminación de enfermedades poniendo en riesgo la vida de las aves, los trabajadores y los consumidores de tales productos”, afirmaba el profesional, que añadía en su informe que se evidenciaba “una inadecuada limpieza” y, por lo tanto, una inadecuada “desinfección”.
Respecto a la presencia de animales enfermos, el veterinario destacaba en su informe que son un foco de contagio. Así, afirmaba que en varias ocasiones se veían imágenes de aves o roedores con signos de enfermedad. Algunas de las enfermedades infecciosas que podrían tener las aves son las bacterianas y víricas. Se destacaban las enfermedades zoonóticas, es decir, aquellas que se podían transmitir de animales a humanos. Entre ellas, la peste aviar (influenza); la enfermedad de Newcastle (conocida como la pseudopeste aviar); la salmonelosis (intoxicación alimentaria) y la campilobacteriosis (provoca gastroenteritis).
Además, se señalaba la leptospirosis (puede afectar a diversos órganos como el hígado o el riñón y causar incluso la muerte si no es tratada a tiempo), ya que “una de las fuentes de contagio más comunes son los roedores”.
Así, el veterinario concluía en su informe que hay una falta de control “tanto por parte de los trabajadores como por parte del propietario de la explotación”, así como una falta de supervisión veterinaria hacia los animales y la higiene de la explotación. “Hay un riesgo hacia la integridad física, ya no solo de las aves que se encuentran dentro de las naves, sino para el personal y su entorno, así como para el consumidor de los productos”, detallaba el profesional.
El Govern no halló “riesgo” para la salud pública
El Govern informó la semana pasada, tras los análisis sanitarios realizados en la explotación avícola, que no habían encontrado riesgos para la salud pública en lo que se refiere a los huevos. Este diario ha podido comprobar este extremo tanto por fuentes de la Conselleria de Agricultura, Pesca y Medio Natural, como a través de una resolución del mismo organismo.
Tras la inspección realizada por los técnicos de Agricultura y los agentes del Seprona de la Guardia Civil, los análisis de la administración pública concluyeron que, pese a que se detectó un serotipo de salmonella, es una variedad que no es zoonótica —que es la que se puede transmitir de animales a humanos—. Por tanto, como no es zoonótica, “no tiene incidencia en la salud pública”, detallaron estas fuentes. “Es un tipo de salmonella que afecta únicamente a los animales. Su origen es imposible de determinar, incluso puede estar en las propias vacunas. Se trata de un hecho habitual, sobre todo en las gallinas que están al exterior”, explicaron.
“De esta manera, los análisis determinaron que no hay riesgo para la salud pública”, insistieron las mismas fuentes. Por este motivo, detallaron, “no se aplicará ninguna medida de restricción, ni retirada de huevos de los establecimientos comerciales… ya que no hay ninguna repercusión para la salud pública”. Así, recordaron que las variedades zoonóticas, que sí que supondrían activar los protocolos y la alerta sanitaria, son las variedades S. Enteritidis, S. Typhimurium y S.Typhimurium monofásica. “Estos serotipos están totalmente descartados en las analíticas hechas”, aseguraron.
“La población puede estar tranquila porque los huevos que salen de las granjas referidas no tienen ningún problema para el consumo humano”, afirmó a este diario Fernando Fernández, director general de Agricultura del Govern. “De esta manera, desde la Conselleria damos por cerrada esta vía. Seguiremos haciendo los Programas de Control de Salmonella como marca el Programa Nacional”, sentenció.