ANÁLISIS

Rusia estrecha lazos con Irán y Corea del Norte por la invasión de Ucrania

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La compra de armas a Irán y Corea del Norte por parte de Rusia anticipa una confluencia creciente de intereses militares y diplomáticos entre Moscú y dos países considerados parias internacionales.

Mientras Washington acusa a Rusia de tratar de adquirir grandes cantidades de munición de artillería de Pionyang –además de los misiles y drones 'kamikaze' y de otro tipo que ya ha comprado a Irán–, este despliegue de compras de armamento está dejando en evidencia los crecientes problemas logísticos de Moscú en la guerra de Vladímir Putin contra Ucrania.

Según un experto entrevistado por The Guardian, Rusia podría estar tratando de estabilizar su producción y suministro de proyectiles clave durante el próximo invierno con munición de Corea del Norte, entre otros lugares, para que sus fábricas puedan ganar tiempo y ponerse al día con la producción.

A juzgar por los intentos continuos y urgentes del Kremlin de abastecerse de armas, Rusia prevé que los combates en Ucrania seguirán hasta bien entrado el año que viene, pese a los numerosos reveses sufridos recientemente en el campo de batalla por sus fuerzas en el sur ucraniano y en el Donbás, al este del país.

Armas del mismo calibre

El último informe de los servicios de inteligencia estadounidenses sobre los intentos rusos de comprar artillería en Corea del Norte apunta a que Pionyang podría estar camuflando los suministros de armas usando intermediarios en Oriente Medio y otros países.

“Nuestra información indica que en la guerra de Rusia en Ucrania la RPDC [República Popular Democrática de Corea] está suministrando un número significativo de proyectiles de artillería de forma encubierta, a la vez que oculta el destino real de sus envíos de armas tratando de hacer creer que se mandan a países de Oriente Medio o del norte de África”, dijo a los periodistas el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, John Kirby.

Kirby no nombró los países de tránsito pero Corea del Norte suministra armas a Irán y los dos países colaboran en el desarrollo de misiles.

Corea del Norte es especialmente atractiva para Rusia como proveedora de misiles y proyectiles porque el calibre de armas que produce para las variantes norcoreanas es el mismo de los sistemas de la era soviética, y Pionyang posee grandes reservas.

Como explicó a principios de este año Joseph Dempsey, académico asociado del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, Corea del Norte “podría representar la mayor fuente de munición de artillería tradicional compatible fuera de la propia Rusia, incluidas las instalaciones de producción norcoreanas para aumentar los suministros”.

Además de las rutas de envío de armamento ya consolidadas a través de Oriente Medio, Corea del Norte también tiene buenas conexiones ferroviarias con el Extremo Oriente ruso a través de la vía que une Tumangang, en el norte del país, con la localidad rusa de Jasán, al otro lado de la frontera.

La venta de armas de Corea del Norte están cubiertas por unas sanciones de la ONU que, en teoría, cuentan con el respaldo de Moscú, pero Pionyang se las ha arreglado para seguir suministrando armas. “Las armas norcoreanas circulan”, dice Jack Watling, académico del think tank británico Royal United Services Institute (Rusi). “Y hay rutas bastante afianzadas hacia Irán”.

Según Watling, los rusos “se están quedando cortos” en varias áreas clave, entre ellas los cartuchos de artillería de 122 milímetros, una munición de la que hay “reservas considerables” en Corea del Norte. “Es perfectamente posible que [las municiones de esas reservas] lleguen a Rusia y es probable que vayan por diferentes rutas”.

“Lo que Rusia está tratando de hacer es estabilizar su suministro de municiones durante el invierno para llenar el vacío hasta que su propia industria pueda empezar a producir”, dice Watling. Según explica, los fabricantes de armas rusos se han encontrado con un atasco importante debido a la producción química de explosivos de alta potencia.

Una relación más estrecha

Si bien la convergencia de intereses entre Irán y Rusia –sobre todo por su apoyo militar conjunto al régimen de Bashar al-Asad en Siria– se ha documentado de manera extensa, Corea del Norte se ha visto ahora más estrechamente involucrada en ese eje. Pionyang es uno de los pocos países que reconoce el intento de anexión ilegal de cuatro territorios de Ucrania bajo ocupación parcial rusa. Moscú, a su vez, usó a principios de 2022 su poder de veto en el Consejo de Seguridad para bloquear nuevas sanciones contra Corea del Norte.

A principios de 2022, los think tanks asiáticos, especulando sobre la creciente cooperación entre Moscú y Pionyang, sugirieron que Corea del Norte podría estar buscando tecnología y materiales para sus programas de misiles balísticos, sujetos a sanciones de la ONU, además del probable beneficio por la entrada de dinero ruso.

En declaraciones públicas, Putin y el líder norcoreano Kim Jong-un han expresado su deseo conjunto de ampliar las “extensas y constructivas relaciones bilaterales”.

Más allá del frente de batalla en Ucrania, una de las consecuencias de esta relación cada vez más estrecha ha sido la creciente sensación de impunidad de la que goza Corea del Norte mientras Pionyang aumenta las tensiones en los últimos días con una serie de lanzamientos de misiles que han inquietado tanto a su vecina Corea del Sur como a Japón.

Pocos dudan de que la relación entre los dos países se profundizará a medida que sigan creciendo los problemas Rusia para continuar su guerra contra Ucrania.

“Esta compra [de municiones norcoreanas] indica que el Ejército ruso en Ucrania sigue sufriendo una escasez de suministros grave debido, en parte, a los controles de exportación y a las sanciones”, dijo durante una rueda de prensa en septiembre el portavoz del Departamento de Estado de EEUU Vedant Patel. “Creemos que Rusia intentará comprar más material militar norcoreano también en el futuro”.

Traducción de Francisco de Zárate.