La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha informado de un nuevo fenómeno que está afectando, especialmente, a las comunidades indígenas de Colombia. El conflicto que vive este país, donde los enfrentamientos entre las Fuerzas del Estado y los distintos grupos armados y guerrillas afectan muy de cerca a la población civil, no sólo ha provocado el desplazamiento de miles de personas, sino que además, ahora estos grupos armados han optado por reclutar a niños como combatientes.
Según ACNUR, la región del Vaupés ha sido una de las más afectadas por el reclutamiento de menores. Desde principios de 2008, alrededor de 42 niños indígenas fueron obligados a unirse a grupos ilegales, de acuerdo con los datos que el Consejo Regional de Indígenas del Vaupés (CRIVA) facilitó al organismo de Naciones Unidas. Entre estos menores se encontraban 11 estudiantes del internado Bocas de Yi, una comunidad indígena ubicada en un recodo del río Vaupés que alberga niños de toda la cuenca del río y les brinda la oportunidad de estudiar.
“La región es también uno de los bastiones del mayor grupo armado irregular del país, que controla las áreas rurales, mientras las fuerzas armadas nacionales con dificultad mantienen una presencia en las zonas aledañas a la ciudad. Muchas comunidades a lo largo del río viven en aislamiento forzado y virtual confinamiento. A menudo, la situación de seguridad deja a los individuos sin otra alternativa más que huir”, asegura ACNUR.
La organización afirma que durante 2008, unas 500 familias de esta zona se vieron obligadas a huir de sus hogares, la mayoría con el objetivo de evitar que sus hijos fueran reclutados por estos grupos ilegales. Alrededor de 3.000 personas ha abandonado sus casas en Vaupés por este motivo, lo que supone un 1% de la población de esta región.
Según ACNUR, “niños de tan sólo 13 años han sido reclutados, y tanto niños como niñas están en riesgo. El Consejo Regional Indígenas del Vaupés está particularmente preocupado por el reclutamiento de miembros de grupos indígenas que se encuentran en riesgo de extinción. Uno de los casos más urgentes es el de los Pizamira. Siendo ellos en total menos de 50, tres niños fueron reclutados el año pasado.”
“En Colombia, el personal militar a menudo es la primera o la única presencia del Estado en comunidades en riesgo”, dijo Roberto Mignone, representante adjunto de ACNUR en Colombia. “Las fuerzas armadas tiene un rol muy significativo que desempeñar en la protección y la prevención del desplazamiento forzado”. Por este motivo el organismo para los Refugiados ha anunciado su intención de trabajar con los militares en el Vaupés como parte de una iniciativa nacional de capacitación finalizada a un mejor conocimiento de los derechos de los desplazados.
Imágenes cedidas por: ACNUR /M. H. Verney