La inestable situación del primer ministro británico

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La secretaria de Comunidades, Hazel Blears ha decidido hacer pública su renuncia tras tener un desencuentro con el presidente, aunque éste ya había sido informado hace dos meses de ello.

En este momento de gran tensión política y con las encuestas jugando en contra de los laboristas, la ex secretaria de comunidades anuncia que su intención es regresar “a las bases a las que pertenece” y ayudar al Laborismo a “reconectar con la gente”.

Hazel decide comunicar su decisión solo un día después de que se conociese la intención de Jacqui Smith, ministra de Interior, de abandonar el Gobierno. La elección de este momento para hacerlo, se ha entendido como una estrategia de la secretaria de desestabilizar aún más la delicada situación del primer ministro.

Son conocidas ya sus desavenencias. De hecho, Blears ya había criticado a través del diario 'The Guardian' las acciones del presidente a principios de mayo.

Hazel en entredicho

Si no hubiera dimitido, la secretaria de Comunidades podría haber sido una de las candidatas a expulsión en el nuevo plan de Brown.

Al parecer, su puesto se encontraba en entredicho a causa de ciertas acusaciones recibidas por haber evitado abonar determinados tributos inmobiliarios y devolver ganancias obtenidas a partir de la venta de una vivienda parcialmente pagada con fondos públicos.

La secretaria trató de defenderse de estas acusaciones hechas públicas por el 'Daily Telegraph' alegando que, a pesar de que otros compañeros de Gabinete, el secretario de Pensiones, James Purnell, y el titular de Transportes, Geoff Hoon, presentaban los mismos antecedentes, era ella quien estaba en el punto de mira.

La difícil situación del Brown

Las ya numerosas renuncias en el gabinete de Brown podrían deberse a la intención del primer ministro de reestructurar su equipo para tratar de recuperar autoridad y de poner remedio a los devastadores resultados que el partido prevé en las próximas elecciones.

La situación del primer ministro es realmente complicada. Su figura está profundamente cuestionada dentro de su propio partido y los medios se posicionan abiertamente en su contra. De hecho, medios afines como el diario 'The Guardian' apelan hoy al Laborismo en un contundente editorial a desalojarlo del número 10 de Downing Street.

Cada vez pierde más apoyos dentro de su propio equipo. Otros dos miembros del Gobierno dieron ayer a conocer su intención de renunciar por “motivos familiares” y varios diputados anunciaron que no prevén aspirar a la reelección en las próximas generales.

El comunicado de Blears, en el que ni siquiera nombra al líder, ha abierto una nueva polémica sobre la autoridad del dirigente laborista y su capacidad de mantener el control en sus propias filas, que podrían estar considerando acciones drásticas para sustituirlo como cabeza del partido.

Sin embargo, por el momento las posibilidades de cambio de líder parecen controladas, especialmente por el temor a que un relevo precipitado se traduzca en un bajón en las urnas, y por las reticencias de potenciales sucesores a tomar las riendas en un período de incertidumbre y desestabilidad.

Con todo, las voces que encumbran al actual titular de Sanidad, Alan Johnson, como candidato de peso, han aumentado en foros laboristas y en los propios medios británicos, interpretadas por muchos como un posicionamiento como nuevo líder una vez apartado a Brown, ya sea por decisión propia como desalojado por los votantes.