La obra viva de Logroño

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El libro 'Escultura pública de Logroño: catálogo', publicado por el IER y el Ayuntamiento de la capital riojana, recoge un total de 76 obras escultóricas ubicadas por toda la ciudad desde 1871, año en que se colocó la estatua ecuestre del General Espartero, hasta 2008, con la instalación del monumento a las víctimas del terrorismo, ambas en El Espolón.

La autora del estudio, Silvia Martínez Moreno, explicó que la investigación sobre estas obras se inició a raíz de su tesis doctoral, “y se decidió ponerlo en forma de publicación porque Logroño adolecía de este tipo de volumen, como ya tienen otras ciudades, como Vitoria u Orense, o incluso otras comunidades”.

La publicación se estructura en dos partes: en la primera se describe la temática, iconografía y espacio urbano para la que fue concebida esta manifestación plástica. La primera parte se ha dividido en cuatro capítulos, correspondientes a la etapa final del siglo XIX, primeras décadas del siglo XX, la posguerra y los años de la Democracia.

Martínez Moreno incidió en que, precisamente, estos años del comienzo de la Democracia fueron “especialmente prolíficos” en la colocación de estatuas y monumentos en la ciudad, sobre todo “por parte de artistas riojanos”. “Es un reflejo de la sociedad, del momento político o incluso de las corrientes artísticas de cada época”, dijo la autora.

Así, incidió en que “se ha ido evolucionando desde el idealismo del siglo XIX, hasta llegar a un concepto más en consonancia con el momento, con obras más abstractas”. Muchas de ellas, apuntó, se corresponden con la presencia de artistas riojanos en la muestra 'Galicia Tierra Unica', de 1977, que se pueden ver en la zona de 'La Bene'.

La segunda parte del libro comprende el catálogo y las ilustraciones de los monumentos, con las 76 obras escultóricas, que se presentan de forma cronológica en base a su realización, “ya que en algunos casos las esculturas se realizaron con anterioridad a su ubicación en la ciudad, que es cuando adquieren su estatus público”.

El catálogo presenta aspectos como el título, el emplazamiento, la tipología, el autor, la fecha de realización e inauguración, los materiales y técnicas empleadas, las medidas, las inscripciones o marcas, el estado de conservación, la descripción y una breve historia de la obra, así como algunos datos biográficos de su autor y la bibliografía referente a cada una de las piezas.

Esta investigación ha permitido a la autora reconocer que la mayoría de las esculturas de la ciudad son de carácter conmemorativo, y que en la mayor parte de los casos son obras abstractas geométricas. Los autores son riojanos en un 80 por ciento de las ocasiones. Se recogen incluso obras ya desaparecidas “pero que forman parte de la memoria de los ciudadanos” como 'el niño con botijo', 'la niña llorando' o 'el niño con tortuga', que se podían ver en la Glorieta del Doctor Zubía.

“Entre las obras las hay buenas, por su calidad o porque se adaptan a lo que quieren representar o conmemorar”, dijo Martínez Moreno, quien citó, en este caso, la estatua de Sagasta, la de Espartero o la 'dama de la fuente' del Ayuntamiento. Por contra, otras “no llegan a cumplir con su cometido, bien porque se han desubicado de su lugar original bien porque por problemas de vandalismo han perdido parte de sus piezas”.

Se han editado un total de 500 ejemplares del libro, que se podrán adquirir a 26 euros. La autora incidió en que se trata de “una obra viva, desde 2008 ya se han instalado más esculturas por la ciudad”, por lo que mostró su disposición a que “dentro de unos años, se pueda hacer una actualización del trabajo”.