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El robo que se llevó a cabo “al estilo de Nueva York” antes de la Lotería de Navidad de 1934

Somos Madrid

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El día 17 de diciembre de 1934 cuatro pistoleros asaltaron la administración de loterías situada en la Plaza del Ángel, llevándose 60.000 pesetas –recaudadas en la venta de Lotería de Navidad– y algunos billetes del sorteo, por si tocaban suponemos.

Un par de individuos de buen aspecto, según referían los periódicos al día siguiente, entraron sobre las dos y media de la tarde en la administración número 39, pidiendo unos boletos dobles de la lotería. Mientras la dueña del establecimiento, Justa Bulnes, iba a por ellos, otros dos hombres entraron y pidieron al dependiente un número que había en el escaparate. A la que este salió del mostrador para abrir el escaparte sintió una pistola en la nuca. “¡Si te mueves, te mato!”, profirió el atracador.

Otra pistola apuntó a doña Justa y, a la vez, un tercer hombre bajó el cierre del establecimiento, colocando fuera un papel que traía ya de casa en el que se leía Cerrado.

Dueña y dependiente de la administración se vieron enseguida atados y amordazados. En veinte minutos, los atracadores desvalijaron el local. Como llegaron, se fueron. Silenciosos y sin que nadie se percatara del hecho en pleno centro de Madrid, hasta que un cliente entró en la tienda para toparse con sus regentes maniatados según unos periódicos, o hasta que el dependiente se pudo desatar y pidió ayuda, según otros.  

Una vez se ha produjo el robo, Justa Bulnes reparó en que durante las últimas semanas había visto personas merodeando por la administración, en actitud vigilante, y en que incluso uno de los atracadores había entrado a comprar lotería, declaró a la policía. Los asaltantes conocían a la perfección la distribución del local, sus horarios de baja afluencia y que esta era una de las casas de lotería más concurridas de Madrid.

Aquellos días, aún tenía eco en las páginas de la prensa la huelga revolucionaria de octubre, en Asturias y otras partes del país, pero en este caso las pistolas tuvieron un fin menos social y se produjo, tal y como publicó algún medio al día siguiente, “al estilo de Nueva York”

Lo que es casi seguro es que a los atracadores no les cayó en gracia el gordo de Navidad con uno de los billetes que se llevaron, pues en ese sorteo se repartieron los treinta millones del premio –que recayó en el número 2686– entre Santander y Castellón.