“Abiertas las llaves de la gran fuente, contempló el pueblo entusiasmado el inmenso surtidor, al que el violento aire que hacía no permitió elevarse a la altura que en las dos primeras pruebas que hemos presenciado; pero que en cambio inundó la calle Ancha de San Bernardo, convirtiéndola en un caudaloso río”. Así relataban las crónicas de 1858 el momento en el que el Canal de Isabel II, la compañía de aguas de Madrid, inauguraba su primera fuente, con el valioso líquido recién llegado de la sierra.
Era la propia Isabel II quien, junto a su hijo Alfonso XII, asistía a lo que es hoy la Glorieta de San Bernardo para ver salir el chorro, que se elevó por encima de un Madrid muy diferente en la zona al que hoy conocemos (mira aquí un cuadro de la época).
Para conmemorar el hecho, el Canal ha colocado recientemente un monolito, con motivo de la Semana de la Ingeniería de Caminos de Madrid. El monumento -el último en llegar a Malasaña- se puede contemplar subiendo desde la calle San Bernardo, antes de llegar a la citada glorieta.