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La nueva Gran Vía no tendrá bordillos y marcará el tráfico con bolardos o luces

El Ayuntamiento ha anunciado este miércoles su intención de seguir adelante con sus planes de ampliación de aceras en Gran Vía, después de una campaña navideña que ha calificado de “éxito” por conseguir una reducción del tráfico de hasta el 43% gracias al ensanche temporal de aceras, según datos facilitados por la delegada de Medio Ambiente, Inés Sabanés.

Las cifras preliminares arrojan también notables reducciones de tráfico en calles cercanas como en Princesa (25% menos), Cuesta de San Vicente (20%), Paseo de Recoletos (13%) y Paseo del Prado (12%). Todas las cifras corresponden a días de medición que se compararon con las pasadas campañas navideñas.

Además de estos datos técnicos, el Ayuntamiento ha avanzado también algunas de las ideas que tiene para llevar a cabo las obras definitivas en Gran Vía, una vez comprobado el impacto positivo que tiene restringir su tráfico para la disminución de la contaminación. El concejal del Área de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, ha indicado que la futura Gran Vía tendrá una plataforma única, es decir, que todo el pavimento -aceras y calzada- irá a la misma cota, sin bordillos.

“Será - ha dicho - una actuación flexible, mediante elementos móviles (bolardos) o lumínicos para posibilitar la apertura de uno o dos carriles por sentido. Plantearemos medidas que de forma intuitiva permitan a conductores y peatones identificar el estado de apertura de Gran Vía, y también medidas que hagan más eficiente la circulación”.

Para esta intervención, que debería comenzar en 2017, se tendrán en cuenta las necesidades detectadas en cuanto a transporte público, carga y descarga, a los hoteles y las demandas de la red de aparcamientos públicos. Además, el consistorio está ultimando un estudio detallado del impacto de la intervención navideña sobre Gran Vía para ajustar la obra.