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Malasaña opina sobre sus nuevas aceras: del “ya era hora” a la “tortura medieval” para aparcar

La medida municipal de retirar coches y motos aparcados en las calles Palma, San Vicente Ferrer y parte de Espíritu Santo no ha dejado indiferente a nadie. Vecinos, comerciantes y paseantes de la zona llevan días opinando sobre una actuación de escaso coste presupuestario pero de gran impacto en el día a día de Malasaña. En Somos Malasaña hemos recopilado algunas de sus opiniones, que invitamos sigan añadiendo en los comentarios de esta noticia.

La mayoría de los comentarios que nos han llegado a través de diferentes medios (emails, llamadas de teléfono, redes sociales conversaciones por la calle) valoran muy positivamente la actuación. Casi todas las personas peguntadas creen que era necesaria para facilitar la movilidad en unas calles donde algunos tramos de acera medían solo 60 centímetros.

“No voté a Ahora Madrid (ni tampoco al PP), pero reconozco lo que se hace bien y esta vez tengo que dar la enhorabuena porque se están dando los primeros pasos (y grandes) para mejorar la movilidad en el centro. Ya cuando llegue la APR de centro será todo un avance”. Lo dice Alejandro, vecino y comerciante de Malasaña, muy crítico con otras actuaciones del Ayuntamiento pero que esta vez considera que han dado en el clavo: “Yo como vecino de Madrid centro, si quiero un coche pago un garaje. La mayoría de las capitales europeas saben que eso es así, el centro de las ciudades es para las personas, para los vecinos y para los turistas. No para moverte en coche particular”, afirma a la vez que pide mejoras en BiciMad y en los servicios de carsharing.

La opinión de Alejandro resume la de decenas de personas que se posicionan incondicionalmente a favor de la medida. Vecinas como Teresa, que vive en el barrio desde hace 14 años y es madre de dos pequeños malasañeros. Ella se declara “feliz” porque hasta ahora “era un infierno ir por estas calles con un carrito de bebé”. Otro grupo más pequeño de vecinos, pero importante, se declara partidario de la actuación, pero cree que llega demasiado pronto y que debería haber coincidido con la implantación del APR en Malasaña, prevista para finales de año. Es lo que defiende, por ejemplo, Laura, a quien ya le resultaba difícil aparcar en su barrio cuando volvía de madrugada con su coche desde su lugar de trabajo, en Mirasierra.

Algo parecido le pasa a Sara, quien vive en Palma y también tiene coche, aunque solo lo usa los fines de semana por lo complicado de aparcar en las calles del barrio. “No puedo permitirme un aparcamiento de alquiler”, nos cuenta en conversación telefónica mientras indica que la medida le está haciendo buscar otras alternativas. “Me ha hecho plantearme alquilarme un garaje en una zona que me pueda permitir”, añade. Sara también aprovecha para quejarse por el posible problema de las motos: “Hay mucha beligerancia contra los coches y mucha permisividad con las motos que no se debería tener. Por ejemplo, hay talleres de reparación que usan plazas de residentes como si tuvieran un vado en su puerta”.

“Aparcar anoche fue una tortura medieval”, nos cuenta Jorge, un vecino encantado con su barrio que trabaja como autónomo y que usa a diario su coche para trabajar, ya que en él transporta artículos pesados. “Pagamos alquileres bastantes altos, las plazas de garaje son carísimas y encima el aparcamiento cada vez es mas complicado. Vivir en Malasaña para gente como yo, que necesita el coche en su día a día, conlleva perder mucho tiempo y/o dinero”, se queja. “No sé cuál es la solución, pero hay gente que necesitamos aparcar nuestros vehículos en la zona donde vivimos, no a 16 minutos de nuestra residencia”, dice en relación a la ubicación de los nuevos aparcamientos, en Santa Cruz de Marcenado.

Sobre este traslado también habla José, quien afirma que estas nuevas plazas “ya están copadas por la gente que vive en ese entorno”. En su caso, este vecino de Marqués de Santa Ana tiene alquilado un párking en la calle San Andrés, pero teme que la carestía de plazas en la calle acabe por hacer subir los precios de los garajes.

Los miedos: botellón y motos en las aceras

Los miedos: botellón y motos en las aceras

Aunque no resuman el sentir general de los comentarios que han llegado a nuestra redacción, desde Somos Malasaña creemos que es importante dar cabida a los comentarios más críticos con la medida, puesto que apuntan hacia posibles problemas que pueden surgir con el tiempo.

Entre los miedos que tienen otros vecinos destaca el del consumo de alcohol nocturno que apunta Marta: “El espacio que se genera para disfrute diurno de los vecinos creo que será ocupado con nocturnidad y alevosía para el botellón. Ya conocemos además que la policia no se prodiga mucho por la zona”, denuncia. Otro vecino, Alberto, coincide con esta opinión y declara que le hubiera gustado que el Ayuntamiento hubiera hecho una consulta vecinal antes de decidir la actuación. También adelanta otro posible problema sobre la carga y descarga y las motocicletas: “¿Dónde va a aparcar un camión de Coca Cola que tenga que entregar un pedido a un bar de Palma o San Vicente? ¿O dónde van a acabar aparcadas las cientos de motos de vecinos que hay en el barrio (y que ya han renunciado al coche, lo que también es de agradecer)?”, se pregunta para rápidamente afirmar: “Para eso último tengo respuesta: las aceras. Y dará igual que las multen, seguirán haciéndolo a todas horas”.

Alberto, que vive en Espíritu Santo desde hace 20 años, se muestra muy crítico y cree que esta reforma no beneficia “a los vecinos de verdad. A los que sufrimos los ruidos y la suciedad. A los que necesitan utilizar un vehículo para ir a trabajar. A los que no nos gusta que Malasaña se convierta cada fin de semana en un parque temático para hipsters y modernos. A los que cada vez nos cuesta más encontrar bares y tiendas con precios asequibles. A los que necesitamos más parques, zonas deportivas o piscinas municipales, y menos turistas, borrachos y grafiteros en anchas aceras, que orinan en nuestros portales, los pintarrajean y nos despiertan a gritos cada noche”.