¿Qué votar para la Plaza de España? Los proyectos X e Y, analizados por arquitectos

A partir del lunes 13 de febrero, y durante esa semana, se votará cuál de los dos proyectos en liza definirá el entorno de la Plaza de España. Los dos finalistas son Welcome mother Nature (en adelante Proyecto X) y Un paseo por la cornisa (a partir de ahora Proyecto Y).

Los que aquí han llegado lo han hecho superando a sus rivales de la anterior fase, cinco proyectos que mantenían ya un tono parecido entre sí, a decir de diversos expertos. Coincidencias que venían determinadas por los condicionantes resultantes de la encuesta ciudadana previa y ¿también del deseo de parecerse a la Plaza de España que pensaban que la gente está demandando y por lo tanto votará?

Lo cierto es que, inevitablemente, las propuestas vienen envueltas en celofán y marketing para la competición, como si del spot de un partido político se tratara. Los vídeos promocionales abusan de impostar el estereotipo del ciudadano responsable y del idealismo de las recreaciones. Las imágenes que se nos ofrecen son mayoritariamente de frondosidad aérea, y menos de vista a pie de caminante.

Pero si lo cierto es que los dos proyectos finalistas se parecen bastante entre ellos (incidiremos en la cuestión), otra característica que cabe resaltar de este proceso es lo mentiroso del nombre, en tanto en cuanto la reforma de la propia plaza –e incluso de su área circundante- es mucho menos importante que la apertura de un gran eje para Madrid que pasa a su espalda: el que une el Parque del Oeste y la zona de la Plaza de Oriente. Como resulta que el tráfico y la orografía de la calle Bailén es un escollo complejo, el proyecto derivará en un obrón, en el que la obra civil, las perforaciones y la gran movilidad adquieren el mayor peso de la operación.

Para abordar el tema de movilidad de ambos proyectos acudimos a los que saben de ello: el colectivo Nación Rotonda. Miguel Álvarez nos dice:

Sobre estas premisas han incidido en un artículo donde analizan la contradicción que supone el afán por soterrar los coches en los proyectos con la política declarada de reducir el número de automóviles en Madrid. “Meterlos debajo de la alfombra no es solución a estos efectos”.

También incide en ello Z., arquitecto en un estudio que trabaja desde un enfoque ecológico y social, y que prefiere que su nombre no aparezca:

En todo caso, para los pormenores sobre la movilidad recomendamos el citado artículo de Nación Rotonda y este otro de En bici por Madrid, donde el colectivo hace un amplio análisis de la movilidad, en general, y del tratamiento al ciclista en ambos proyectos. En resumen, y bajo su punto de vista, “ni X ni Y resuelven satisfactoriamente el tránsito ciclista para evitar carriles bidireccionales con fines inciertos, cruces en ángulos ciegos y calzadas al servicio del coche, incluso en calles menores de tráfico residencial”.

No tan diferentes

No tan diferentes

La campaña del proyecto Y incide en la idea de trasladar la imagen de Madrid Río al centro de la ciudad. El proyecto X propone más o menos lo mismo. En los dos casos se trata de aprovechar la reconversión peatonal (y ciclista) del paso elevado por Bailén para conectar el Parque del Oeste, Plaza de España y los Jardines de Sabatini.

Bien y…¿qué sucede con la propia Plaza de España en tanto que parque? Su superficie aparece pintada de verde en todas las infografías. Lo cierto es que lo dictado por la gente encuestada no ofrecía lugar a dudas y nosotros lo celebramos aunque, según Z, las opciones adolecen de cierta indeterminación ecologista:

Ambos reforman de forma ambiciosa la entrada del metro, conectado con una zona comercial que vendría a ser el actual subterráneo puesto al día y mejorado. Ambas –menos mal- solucionan el desnivel actual y las escaleras de la parte contigua al Edificio España. El grupo escultórico de Cervantes también mantendrá su situación actual en el centro de la plaza, tal y como salió de la encuesta ciudadana.

La gran diferencia que ofrece la proyección de la Plaza de España en los proyectos X e Y es el espacio a partir del cual organizan la propia plaza. En X queda un espacio circular en el centro, donde uno puede imaginar fácilmente actuaciones, juegos, festivales o, -esperemos que no-, ferias comerciales. El Proyecto Y, sin embargo, abre una explanada a lo largo de la plaza, más fiel a la estructura actual, con una gran espina central pero limpia de los elementos que hoy la hacen más ornamental que transitable.

En Y vemos diseminadas por la superficie de la Plaza de España un skate park, quioscos, playitas urbanas o tumbonas. La propuesta de X resulta similar, con distintos espacios de ocio y descanso, pero estos resultan más trabajados en su integración que en el proyecto Y. Los elementos de jardinería se basan intensivamente en parterres en ambos casos.

Una de las diferencias que está dando más que hablar entre los dos proyectos es el presupuesto. En tiempos de carestía el dinero es un bien central a la hora de decidirse por un proyecto u otro, sin duda, y en este caso el Proyecto Y se presenta como el más económico de largo, con 20 millones de euros frente a los 46 del Proyecto X.

Sin embargo, debemos tener en cuenta que, a falta de un proyecto detallado de ejecución, los presupuestos son orientativos, y son diversas las voces que tildan de irreales los costes previstos por Y, al que incluso se acusa de no tener en cuenta el IVA y el beneficio industrial (estaríamos hablando de una distorsión de hasta un 40% de ser así).

El proceso participativo

El proceso participativo

La primera respuesta de casi todos los expertos consultados para elaborar este artículo (no todos aparecen nombrados, ni siquiera bajo una inicial), se ha referido al propio proceso de participación. Hay mucha tela que cortar en esta experiencia –novedosa y ambiciosa-, y dedicaremos un artículo en exclusiva al tema finalizado el proceso. Sin embargo, cabe mencionar algunas cosas que se refieren a esta fase en concreto.

En cuanto a la votación, Javier del Monte, arquitecto en MMN y Secretario de la Asociación Jubilares, que trabaja para la inclusión social de las personas mayores desde su propio empoderamiento, nos advierte que la brecha digital en absoluto está subsanada con las votaciones presenciales: “Incluso enviando carta, para ver los proyectos ¡hay que hacerlo online! Una persona mayor nos decía [en la Comisión de Personas Mayores de un distrito]: 'Me dicen X o Y pero, ¿dónde está la descripción?'”.

Z., por su parte, advierte de que tanto X como Y podrían entenderse como artefactos cerrados y niega que esto tenga que ser así:

El Proyecto X incorpora un presupuesto pensado para incorporar un proceso participativo para los posibles cambios necesarios –siempre los hay- en la ejecución.

Son dos proyectos que, muy condicionados por la fase de encuesta -y los sesgos del propio cuestionario-, devuelven un reflejo parecido al espejo. Sin entrar a valorar lo necesario de la empresa, ambos darían un carácter parecido, sin duda mejorado, a esta parte de la ciudad, devolviéndole un eje monumental hoy ocupado por los coches. Sin subrayar, paradójicamente, la propia Plaza de España. Invitamos a revisar la documentación, fiarse poco de las recreaciones y votar por el proyecto que más se parezca a lo que cada quien querría que fuera el parque lineal Paque del Oeste-ámbito del Palacio Real (y la Plaza de España).

Más información:

Más información: