Nuevos argumentos y las mismas cualidades en el actualizado Ford Kuga

Pedro Umbert

El Ford Kuga de segunda generación acaba de recibir una actualización que persigue afianzar su posición como uno de los SUV de mediano tamaño más equilibrados y de mayor dinamismo –más parecidos, en ese sentido, a un turismo– que cabe encontrar hoy en el mercado.

Los cambios introducidos en la gama son, fundamentalmente, de orden estético y de equipamiento. El modelo luce faros, pilotos y parachoques rediseñados; en el interior, es nuevo el volante, el freno de estacionamiento pasa a ser eléctrico y hace su aparición la versión mejorada del sistema multimedia de la marca (SYNC3), de serie a partir del segundo nivel de equipamiento (Business) de los cinco posibles, entre ellos el exclusivo Vignale, y compatible ya con los estándares de conexión de Android y Apple.

Se amplía también el catálogo de motores con una nueva opción diésel de 120 caballos, aunque nosotros hemos tenido la ocasión de probar esta vez un valor seguro de la gama: el propulsor 2.0 TDCi de 180 caballos, que insufla al conjunto un sobresaliente nivel de agilidad y alegría cualesquiera que sean las circunstancias del tráfico.

La caja de cambios manual, de seis velocidades, asociada a él presenta unos desarrollos bien escalonados, lo que permite extraer toda la potencia disponible sin incurrir en bajones de fuerza ni forzar un consumo excesivo de combustible, que en nuestro recorrido habitual se ha situado en algo más de 7 litros cada 100 kilómetros. Además, ni el ruido que emite es elevado ni el buen aislamiento deja que se escuche apenas en el habitáculo.

Este motor de gran brío se antoja perfecto aliado de un modelo que, desde su estreno en 2007, ha destacado por un comportamiento sumamente vivo y dinámico; muy de turismo, como se apuntaba al comienzo. Y casa también con la versión de pruebas, ST-Line, que busca subrayar ese lado deportivo y exhibirlo a través de faldones y spoilers específicos.

El Kuga es, además, un vehículo que proporciona una amplitud interior más que satisfactoria, mejor –eso sí– para dos adultos o tres niños en las plazas posteriores. El maletero, de 456 litros, no es de los mayores de la categoría, pero permite un adecuado aprovechamiento debido a su falta de recovecos y está dotado, como la generación anterior, de sistema de apertura y cierre manos libres, un elemento de confort en el que Ford fue pionero.

El renovado todocamino de la marca del óvalo recibe diversas tecnologías ya existentes en el modelo de 2013, pero ahora perfeccionadas. El sistema semiautónomo de aparcamiento ya puede hacer maniobras en batería, y no solo en línea, y añade una función para salir del lugar donde hayamos estacionado.

Por su parte, la frenada de emergencia ante un riesgo de colisión funciona hasta los 50 km/h, cuando antes solo lo hacía hasta 30 km/h, y los faros bixenón disponen de un haz de luz que utiliza siete patrones diferentes para garantizar la mejor iluminación posible sin deslumbrar a los conductores que circulan en sentido contrario.