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Todo queda en palabras, anécdotas e historias: una lectura en torno a 'Escenas olvidadas. La historia oral de Golpes Bajos' de Xavier Valiño

 Era bello aquel momento

y el rodar era cariño

GERMÁN COPPINI

Disponerse a atrapar los momentos más antiguos. De eso va lo de la memoria, lo de ponerse a recordar. Hacerlo (por ejemplo) a través de diferentes voces, distintos relatos que se anudan entre sí y que configuran una narración (una historia oral que se vuelve relato). Hacerlo (v.gr.) siguiendo la estela de Legs McNeil en sus historias sobre el punk o el porno. Hacerlo (no obstante) con un dramatis personae más reducido (doméstico, de andar por casa). Configurar a través de esa narración polifónica el recuerdo (o la construcción del recuerdo): …y nunca lamentar ni olvidar.

De eso trata Escenas olvidadas. La historia oral de Golpes Bajos: de la memoria como producción de sentido. La memoria (colectiva) de un grupo musical de existencia fugaz y amplia longitud de onda tres décadas después. Un volumen que trata acerca de saber de qué iba la historia de unos músicos que se sacaron de la manga algunas de las canciones más emblemáticas de la música en español. De cómo Teo Cardalda y Germán Coppini se conocieron. De por qué usaban cajas de ritmos. De por qué las cajas de ritmos eran tan sensibles a la temperatura y se volvían tarumbas y descomponían los ritmos: los borraban y vuelta a empezar.

Escenas olvidadas es una historia donde el olvido, la melancolía y la memoria juegan al póker: juegan a ver quien da más o quién se pone primero a la hora de decir, contar, recordar. Escenas olvidadas (además) nos habla sobre tener razón o no tenerla. Sobre el principio y el fin de la amistad. Sobre el desencuentro o el eco que las relaciones que mueren (y a veces resucitan) tienen sobre nuestra conciencia. Sobre jóvenes que componen canciones y un fabuloso iluminado que escribe versos como:

Y si así fuera, daría la vida,

por un solo abrazo, una sonrisa perdida.

Nos fundiremos los dos en un cuerpo,

sellando ante todos nuestro amor eterno.

Si te acercas a este libro, te darás cuenta de que intenta desvelarnos las primeras veces en que dos personas (en 1982) empiezan a verse y tocan juntos (y uno compone la música y otro escribe la letra). Trata sobre la forma en que se ajustan esas personas, el modo en que se adaptan y amoldan como una perfecta maquinaria sensible y resplandeciente que genera títulos como “No mires a los ojos de la gente”, “Lágrimas” o “Desconocido”. Trata sobre hacer planes o dejar de hacerlos. Sobre seguir hacia delante o ser pasto de la indiferencia. Sobre el auge y la caída: acerca del ascenso en modo cohete de una banda (en 1983) y su desaparición (en 1985) de modo críptico (y sin anuncios de defunción ni requiescat in pace alguno). Trata sobre Pablo Novoa y Luis García: dos más que se unen al dúo Coppini & Cardalda. 2 + 2 = 4: cuatro que componen una mágica leyenda de la música popular española del siglo veinte. El relato también de una bella historia de disolución e incomprensión. Trata sobre ser outsider, perdedor, desafortunado. Sobre la envidia o la amistad (o la envidia que la amistad produce). Incluso nos habla (tal vez sin quererlo) sobre la tergiversación del recuerdo, sobre saber que la memoria es una fábula, un cuento que nos contamos para (a veces) compadecernos o engañarnos a nosotros mismos (o para creer que somos mejores que el otro).

Escenas olvidadas es un cuento para no dormir (o para sonreír con tristeza), un cuento para no dormir porque no dejas que caigan los párpados mientras lees. Un cuento en el que unos inventan o crean, deshacen, recuerdan, se contradicen, ajustan cuentas o rinden honor a la verdad, tal vez pleitesía a la vanidad y el ego (la historia de siempre…). Todo aquello que está detrás de la banda sonora que Golpes Bajos compusieron para un tiempo único: como todos los tiempos (claro) pero con la impronta del individuo que siempre deja sus huellas y claroscuros, tal vez algún momento de luz a través de las voces de los protagonistas principales y secundarios. Con el rastro (también) de personajes que, como Coppini, bien podrían decir:

…nunca lamentes ni olvides,

con la cabeza bien alta,

deja que guarde esa lágrima.

 Era bello aquel momento

y el rodar era cariño