El activista y nobel de la Paz, el argentino Adolfo Pérez Esquivel, pidió el esclarecimiento de los casos de “falsos positivos”, como se conocen en Colombia las ejecuciones de civiles cometidas para simular bajas de guerrilleros, dentro del proceso de paz entre el gobierno colombiano y las FARC.
Pérez Esquivel, quien hoy cumple su segundo día en Paraguay, donde participa en varios foros sociales, fue uno de los observadores internacionales del plebiscito para refrendar el acuerdo de paz en Colombia.
El proceso se reactivó este lunes con la presentación de un nuevo acuerdo entre el Gobierno y las FARC, basado en las propuestas de quienes defendieron el “no” en la votación.
“La cuestión no es tanto un 'sí' o un 'no', sino cómo se van a aplicar medidas para llegar a una paz estable, qué se va a hacer con los seis millones de desplazados internos, con los cinco millones de exiliados colombianos, con los falsos positivos, con el desarme”, dijo Pérez Esquivel a Efe.
El activista añadió que estos falsos positivos fueron “un invento de los militares para poder cobrar más y ascender en sus jerarquías”, y solicitó el esclarecimiento de estos casos.
Pidió además que, en este proceso de paz, se evite “cometer los mismos errores” que llevaron a “experiencias traumáticas” como la de la Unión Patriótica, en la que “se mató uno a uno a sus 4.500 integrantes” en los años ochenta.
La Unión Patriótica, nacida en 1986 como salida política al fallido proceso de paz impulsado por el entonces presidente Belisario Betancur, sufrió la persecución y exterminio de miles de sus integrantes, con 6.526 violaciones a los derechos humanos, 3.200 asesinados y más de 500 desaparecidos, según sus exmiembros.
Por otra parte, el activista interpretó el resultado del referéndum que rechazó el primer acuerdo de paz en Colombia como un “empate técnico”, con una “mínima diferencia” entre las opciones a favor y en contra, y descartó que haya retrocesos en el proceso tras esta votación.
El Gobierno colombiano iba a instalar las negociaciones con el ELN el 27 de octubre en Quito, pero el inicio de conversaciones quedó en suspenso al decidir el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, que los negociadores del Gobierno no participaran hasta que sea liberado el excongresista Odin Sánchez, secuestrado por ese grupo insurgente.