El procurador general de la República, Rodrigo Janot, respaldó hoy la cautelar dictada por un juez de la Corte Suprema que suspendió de su cargo al presidente del Senado brasileño, Renán Calheiros, y fue ignorada por el Legislativo.
Janot se pronunció a favor de la suspensión de Calheiros, quien responde en una causa penal por supuesta corrupción ante el propio Supremo, durante una sesión convocada por la Corte Suprema para resolver el enredo jurídico.
El procurador coincidió con el magistrado Marco Aurelio Mello, quien dictó la cautelar que originó el conflicto, en que un reo de la justicia, aún más por alegada corrupción, no puede estar en la línea sucesoria de la Presidencia de la República, en la que el jefe del Senado sigue al presidente de la Cámara de Diputados.
Además, negó que exista un conflicto de poderes, ya que, desde su punto de vista, “las instituciones están trabajando, cada una dentro de sus límites constitucionales”, y “simplemente” se debe seguir lo que dice la Constitución, que impide que quien responde en un juicio penal “ejerza o pueda ejercer la Presidencia”.
Al momento de justificar la cautelar, que el Senado rechazó para luego confirmar a Calheiros en el cargo, el juez Mello criticó en duros términos la decisión del Senado, de no aceptar una decisión de un miembro de la Corte Suprema.
“Pareciera que el Senado es Renán Calheiros”, manifestó Mello, quien hizo referencia a que “se dice que sin él, que parece estar siendo tomado como un salvador de la Patria amada, no se aprobarán medidas para combatir el mal mayor: la crisis financiera”.
Aludió así a la preocupación que existe en el Gobierno de Michel Temer por la votación de importantes medidas de un severo ajuste fiscal, que se cree que pudieran correr algún riesgo en caso de que Calheiros sea desplazado de la presidencia del Senado.
Calheiros es miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera Temer, pero su sucesor en ese cargo sería el vicepresidente del Senado, Jorge Viana, del Partido de los Trabajadores (PT), al que pertenece la expresidenta Dilma Rousseff, destituida en agosto y que califica a Temer de “golpista”.
El temor del Gobierno es que, al frente del Senado, Viana pueda alterar la pauta de votaciones y postergar para el año próximo las discusiones sobre el duro plan de ajustes fiscal, al que el PT se opone abiertamente.