El Hotel Radisson Blu de Bamako, atacado por un comando yihadista el pasado 20 de noviembre y donde murieron veinte personas, ha reabierto hoy sus puertas en una gran ceremonia a la que asistió el presidente de la República, Ibrahim Bubácar Keita.
El presidente, que estuvo acompañado por el primer ministro, Modibo Keita, y el titular de Turismo, Ndiaye Ramatoulaye Diallo, llegó al hotel en medio de unas impresionantes medidas de seguridad y subió a un podio para anunciar oficialmente la vuelta a la normalidad.
“Es un día de tristeza, sí, pero también de alegría -dijo Bubacar Keita- Todo está en su sitio y (hemos mantenido) la promesa reconfortante para los empleados de continuar trabajando. Este lugar es ahora símbolo mundial de la resistencia y el rechazo al terrorismo”.
Por su parte, el ministro de Turismo anunció que el hotel contará en adelante con medidas excepcionales de seguridad, y animó a sus empleados a colaborar con sus informaciones para reforzar el trabajo contraterrorista.
El director del hotel, Gary Ellis, dijo entre lágrimas que lo más importante era “conservar el recuerdo de los fallecidos y sacar de ellos fuerzas para continuar haciendo frente a los desafíos”.
En la ceremonia tuvieron un lugar relevante las fotografías de los tres trabajadores del hotel que perdieron la vida en aquel ataque y a quienes todos los participantes quisieron rendir homenaje.
El hotel ha sido reabierto enteramente, con todas sus habitaciones operacionales, así como las cocinas, restaurantes y espacios comunes, tras unos trabajos de remodelación completados en tiempo récord.
El Radisson Blu es el hotel más lujoso de Bamako, y su ataque por dos hombres armados (con posible complicidad exterior y aun interior, pero sin comprobar) el pasado 20 de noviembre sorprendió por la relativa inseguridad de un establecimiento muy frecuentado por los extranjeros de Bamako: de hecho, 14 de los 20 muertos eran extranjeros.
El ataque, el más sangriento registrado en Bamako en los últimos años, fue reivindicado por dos alianzas yihadistas distintas, una encabezada por el Estado Islámico y otra por Al Qaeda en el Magreb Islámico, aunque esta segunda ha resultado más creíble para los analistas en Bamako.