La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo celebrará el miércoles la vista sobre el recurso que el etarra Jon Kepa Picabea presentó contra la condena a 54 años de cárcel que la Audiencia Nacional le impuso por colocar un artefacto explosivo, en julio de 2003, frente a la sede de la compañía Iberdrola en Bilbao.
La pena se le impuso por dos delitos de tentativa de asesinato terrorista (18 años) y otro de estragos (12 años), además de otros de robo con fuerza y falsedad de placas de matrícula.
Aunque el artefacto no llegó a estallar, la Audiencia consideró que la intención del condenado era que lo hiciera, lo que podría haber ocasionado la muerte de los artificieros que debían manipularlo para evitar daños a otros ciudadanos.
El condenado robó el coche que utilizó en el atentado y dotó al artefacto de un sistema-trampa que debía activarse cuando los agentes contra explosivos trataran de manipular el mecanismo, todo ello acompañado de un cartel con el texto: “comeos esta, cabrones”.
Sin embargo, después de que ETA diera aviso a “Gara” de la bomba, los ertzainas encargados de la amenaza pudieron desactivarla sin que causara ningún daño, lo que no evita que Preciado sea condenado por asesinato en grado de tentativa.