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Trapero, otra vez al frente de los Mossos tras tres años en el infierno

Barcelona —

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Barcelona, 12 nov (EFE).- Tres años ha pasado en el infierno el mayor Josep Lluis Trapero, desposeído del mando de los Mossos d'Esquadra y afrontando una petición de más de una década de cárcel en un juicio por rebelión del que salió absuelto y reforzado y tras el que ha sido restituido como jefe de la policía catalana.

Con una fuerte personalidad, que no deja indiferente, Trapero se refugió en su defensa durante la travesía por el desierto que inició el 27 de octubre de 2017, cuando horas después de la votación de la declaración de independencia del Parlament el Gobierno aplicó el 155 y le destituyó: le hicieron responsable de una supuesta pasividad de los Mossos para evitar el 1-O y le afearon su connivencia con la hoja de ruta independentista del expresidente catalán Carles Puigdemont.

Ha sido un trienio que deja huella, pero del que Trapero ha salido aparentemente reforzado después de que la Audiencia Nacional -en una sentencia firme-, no solo le absolviera porque no puso a los Mossos al servicio del “procés”, sino que además elogiara su “prudencia” en la gestión policial para tratar de impedir el 1-O.

Un paréntesis de tres años tras el cual ya nada es igual: de ser idolatrado por el independentismo, Trapero rompió su silencio en el Tribunal Supremo y la Audiencia Nacional para alegar que dejó claro a Puigdemont que los Mossos no le acompañaban en su proceso a la independencia, que no quebrarían nunca la legalidad ni la Constitución y que se ofrecieron para detener al Govern tras la DUI.

Algunos exconsellers y exdirectores de los Mossos d'Esquadra que durante años trataron con Trapero cuentan que el carismático mayor es ante todo un policía, siempre fiel a los Mossos -es el primer mando que ha desarrollado toda su carrera en el cuerpo autonómico- y que nunca aceptaría directrices políticas ni quebrantar la ley.

Con la sentencia de la Audiencia Nacional avalando la labor de los Mossos durante el “procés”, Trapero dispone ahora de un escudo todavía más potente para blindar a la policía catalana de cualquier intento de injerencia política.

Y la experiencia personal que ha padecido a lo largo de estos tres años en la cueva no será tampoco inocua a la hora de definir cómo aborda en su nueva etapa al frente de los Mossos sus relaciones con los gobernantes, tras compartir una paella con camisa hawaiana con Puigdemont y un grupo de amigos, guitarra en mano, en agosto de 2016.

En su juicio en la Audiencia Nacional, para que no hubiese dudas de su desapego al independentismo, Trapero desveló que había rechazado una propuesta de JxCat para ir en las listas de las elecciones autonómicas que se celebraron en pleno 155 y que también había desestimado posteriormente la propuesta del entonces president Quim Torra de volver a comandar el cuerpo.

Finalmente, el mayor ha sido restituido tras trasmitir este jueves al conseller de Interior, Miquel Sàmper, que tiene la “firme disposición” de volver a comandar el cuerpo, en sustitución del comisario Eduard Sallent, que desde que asumió la jefatura en junio de 2019 ha recuperado la voz propia para los Mossos y ha ido recomponiendo las maltrechas relaciones con la judicatura, la Policía Nacional y la Guardia Civil.

“Hace mucho tiempo que los Mossos nos hemos acostumbrado al ruido que rodea cualquiera de nuestras actuaciones, pero también hace mucho tiempo que hemos aprendido a que este no nos condicione en el día a día”, sostuvo Trapero en la carta que dirigió a los agentes del cuerpo tras su fulminante destitución el 27 de octubre de 2017.

Tres años después de que el 155 pusiera fin a su hiperliderazgo, Trapero vuelve al mando: mañana ya se reunirá por primera vez con los principales comisarios de los Mossos, muchos de los cuales son nuevas caras en la cúpula de un cuerpo que ya no es el que dejó.

Josep Fusté