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El clero griego se rebela contra el acuerdo entre Estado e Iglesia ortodoxa

EFE

Atenas —

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La Asociación de Clérigos de Grecia anunció hoy que se rebelará contra el acuerdo de este martes entre el primer ministro, Alexis Tsipras, y el Arzobispo de Atenas y toda Grecia, Jerónimo II, que deja de considerar a los sacerdotes funcionarios del Estado y pretende solucionar un viejo conflicto de propiedades.

“¡Basta Ya!... Nuestra reacción será masiva y sin precedente en la historia griega”, destacó la asociación en un comunicado.

La asociación, que tiene estatuto de sindicato, lanzó un llamamiento a los sacerdotes del país a “levantarse y luchar, no solo en favor de la protección de los derechos de los clérigos, sino también de la tradición ortodoxa”.

El sindicato pidió asimismo al pueblo, “que vive en la pobreza y angustia ante un futuro incierto”, mostrar su solidaridad con los clérigos.

Además, pidió a la conferencia episcopal rechazar el acuerdo y advirtió que “todos los que se opusieron a la Iglesia sufrieron derrotas aplastantes”.

El acuerdo prevé que el Estado pague anualmente a la Iglesia en forma de subsidio “la cantidad correspondiente al costo salarial de los sacerdotes activos”, que para este año alcanzará los 198 millones de euros.

El subsidio anual se ingresará en un fondo especial de la Iglesia que se encargará de su gestión.

La cantidad del subsidio cambiará en el futuro según la evolución de los salarios de los funcionarios, pero no se modificará si la Iglesia decide contratar a nuevos sacerdotes.

Si la iglesia decide incrementar el número de sacerdotes deberá buscar también fuentes suplementarias de financiación.

Además del estatuto de los sacerdotes, el acuerdo prevé que todo el patrimonio inmobiliario que la Iglesia reivindica desde los años 1950 al Estado e incluye millones de hectáreas de bosques, tierras cultivables y miles de bienes inmobiliarios urbanos, pasará a un fondo gestionado conjuntamente.

Los beneficios de la explotación de estos bienes serán repartidos a partes iguales.

Los documentos de propiedad con los cuales la Iglesia reivindica los citados bienes inmobiliarios en muchos casos son de autenticidad que difícilmente puede ser comprobada, tal como decretos de emperadores bizantinos y sultanes otomanos.