La “píldora venenosa” de Twitter para frenar a Elon Musk

En el terreno económico, el sonido de los pasos de Elon Musk es como ver llegar una ola de 25 metros. El empresario es conocido por su comportamiento imprevisible, dogmático e impulsivo. Cuando la dirección de Twitter supo que sería el máximo accionista de la compañía intentó surfear esa ola atrayendo a su lado a su nuevo jefe. El plan era darle un sillón en el consejo de administración y seguirle el juego en la propia plataforma, que Musk utiliza de manera muy activa, aunque eso supusiera revelar planes estratégicos como el famoso botón para editar tuits.

Funcionó... durante tres días. Luego Elon Musk fue Elon Musk: rechazó formar parte del consejo el mismo día en el que iba a ser nombrado oficialmente, dijo que no confiaba en la capacidad de la dirección y lanzó una oferta para comprar toda la compañía a 54.20 dólares por acción. La cifra lleva el “420” que se utiliza como sinónimo del consumo de marihuana, una broma que el empresario ya había hecho días antes al publicar una foto suya fumando un porro junto a la frase “el próximo consejo de administración de Twitter va a estar guapo”.

Musk está ofreciendo una prima del 38% sobre el valor de las acciones el 1 de abril. Unos 40.000 millones de euros en efectivo. “Invertí en Twitter porque creo en el potencial de ser la plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia funcional. Sin embargo, desde que hice mi inversión me he dado cuenta de que la empresa no prosperará ni servirá para este imperativo social en su forma actual. Twitter necesita transformarse en una empresa no cotizada”, afirmó.

Twitter ha decidido pelear. El viernes, un día después de que Musk oficializara su oferta para hacerse con el control de la red social, el consejo de administración de la red social aprobó de forma unánime un plan especial que puede activarse en caso de que alguien acumule más de un 15% de las acciones y las use para saltarse a la junta y hacerse con el control de Twitter. Es lo que en el argot se conoce como poison pill o “píldora venenosa”, el clavo ardiendo para intentar dificultar los planes de Musk, que actualmente posee el 9,2% de las acciones.

“Es una medida muy poco habitual, el último recurso para evitar una OPA o una compra, en este caso considerada hostil. Y que viendo cómo se han desarrollado otras similares en el pasado, no acaba bien. Es decir, que al final se acaba haciendo la compra”, explica Javier Molina, de la plataforma de trading eToro.

La poison pill consiste en ofrecer nuevas acciones a los actuales propietarios, pero a precios por debajo del precio de mercado. Esto multiplica la suma que debe desembolsar cualquier comprador que aspire a hacerse con todas las particiones y hace que el proceso para ello sea mucho más arduo, puesto que el consejo tiene la capacidad de disminuir artificialmente el porcentaje de la empresa que este posee poniendo nuevos títulos en el mercado.

Preparar una de estas píldoras venenosas ante una maniobra de compra pretende tener un efecto disuasorio en el ofertante. Se estableció en la legislación estadounidense en los 80 y desde entonces este tipo de compras hostiles se han reducido enormemente. El problema es que ahora quien se lanza a por una compañía como lo ha hecho Musk sabe que muy posiblemente se tendrá que enfrentar a una de ellas.

Plan B: aburrir a Musk

El plan A de la dirección de Twitter fue atraer a Musk al consejo. Las normas de la compañía impiden que los miembros de su junta directiva acumulen más de un 15% de las acciones y les hacen responsables fiduciarios si hace cualquier cosa que dañe el valor de la compañía. Con ese plan fracasado, la esperanza de Twitter es hacer que el proceso de compra se convierta en demasiado tedioso para Musk.

Uno de los efectos secundarios de la poison pill también incidirá en ese objetivo: “Las consecuencias de meterte en una poison pill son juicios eternos, porque tanto el comprador como los accionistas que quieran vender van a denunciar que el consejo está actuando en su propio beneficio y no en el de la compañía”, avanza Molina.

Musk no ha hecho ningún comunicado oficial posterior a la decisión del consejo de establecer la poison pill ante su intento de compra. Pero sí lo hizo tras la presentación de su oferta: “Sería totalmente indefendible no someter esta oferta a la votación de los accionistas. Ellos son los dueños de la empresa, no el consejo de administración”, tuiteó.

Posteriormente a la publicación de esta información, Musk ha afirmado que si toma el mando de la compañía eliminará el consejo de administración, con lo que la compañía se ahorraría unos tres millones de dólares al año de sus salarios. Actualmente el consejo de Twitter está formado por su fundador, Jack Dorsey; por Parag Agrawal, el ejecutivo de origen indio elegido por Dorsey para sucederle cuando decidió dejar la dirección, y por otras 10 personas que representan al resto de inversores.

Los mayores accionistas de Twitter son grandes gestores de fondos de inversión como Vanguard o BlackRock (las dos mayores empresas de este tipo del mundo), el banco de inversiones Morgan Stanley o el príncipe Al Waleed Bin Talal, uno de los más acaudalados inversores del régimen saudí. “No creo que la oferta propuesta se acerque al valor intrínseco de Twitter dadas sus perspectivas de crecimiento. Siendo uno de los mayores y más antiguos accionistas de Twitter, rechazo esta oferta”, ha tuiteado Al Waleed.

En febrero de 2021 las acciones de Twitter tocaron máximos históricos al alcanzar los 77 dólares. Sin embargo, desde entonces habían caído casi un 50%. Cuando Musk entró en el accionariado los títulos cotizaban por debajo de los 39 dólares. El movimiento del magnate fue celebrado por el mercado con subidas del 25%.

“Creo que el consejo ha hecho este movimiento para ganar algo de tiempo y poder negociar, ya que la acción de Twitter estuvo mucho más alta el año pasado y entiendo que creen que la empresa tiene potencial de volver a subir”, apunta Enrique Llanes, autor de Tesla. El ADN de la disrupción (LID Editorial) y conocedor de la figura de Musk. “Creo que Elon va a negociar pero no es un hombre paciente por naturaleza”, adelanta.

“Si a corto plazo no consigue llegar a un acuerdo, venderá su participación y se replanteará la necesidad de tener una red social en propiedad”, avisa el experto: “Creo que la junta de Twitter va a intentar llegar a un acuerdo. No creo que se arriesguen a que Elon se retire”.

Este lunes, el primer día de Twitter en los parqués tras el anuncio de la poison pill, la compañía volvía a subir su cotización un 7,5%.

Dudas sobre la liquidez de Musk

Elon Musk, cofundador de Paypal, Tesla o SpaceX, tiene la mayor fortuna del mundo según Forbes, con unos 220.000 millones en su haber. Pero muy poco de ese dinero es líquido, como él mismo ha reconocido: “Algunos creen que tengo mucho dinero. En realidad no lo tengo”. Investigaciones como esta del Wall Street Journal apuntan que sus gastos diarios los paga con préstamos en los que utiliza las acciones de sus empresas como garantía.

Existen dudas entre los analistas sobre cómo pretende Musk generar la liquidez necesaria para pagar 43.000 millones de dólares en efectivo. El empresario no dio detalles sobre ello en su carta a los accionistas ni tampoco en la charla TED en la que participó ese mismo jueves y que le permitió explicar por qué quiere pagar esa suma por una empresa que ha tenido muchas dificultades para generar beneficios en la última década.

“Tengo una intuición muy fuerte de que tener una plataforma pública de máxima confianza y ampliamente inclusiva es extremadamente importante para el futuro de la civilización”, expuso en la charla: “No me importa en absoluto el aspecto económico”.

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Esta información se ha actualizado el martes 19 de abril para incluir un nuevo comentario de Musk sobre sus planes para eliminar el consejo de administración de Twitter si su oferta para comprar la compañía fructifica.

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