Si va a visitar espacios naturales, recuerda la importancia de respetar el entorno y sigue las guías y recomendaciones oficiales para no poner en peligro el lugar ni tu integridad física.
La arquitectura tradicional española está llena de sorpresas. Una de las más fascinantes se encuentra en la provincia de Guadalajara, donde las construcciones de pizarra negra han dado nombre a los llamados Pueblos Negros.
Un recorrido por esta zona invita a adentrarse en un universo de tejados oscuros, muros de piedra y calles silenciosas, en pleno corazón de la sierra de Ayllón y del Alto Rey.
De Cogolludo a Valverde de los Arroyos: un viaje en blanco y negro
La ruta más clásica para descubrir los pueblos negros comienza en Cogolludo, a poco más de una hora y media de Madrid. Aunque este primer municipio no muestra aún la arquitectura de pizarra que da nombre a la comarca, merece una parada para admirar el Palacio de los Duques de Medinaceli, una joya renacentista del siglo XVI que anticipa la riqueza patrimonial de la zona.
Desde Cogolludo, el camino avanza hacia Tamajón, donde empieza a asomar el característico color oscuro de las edificaciones. Sus calles, la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y el Ayuntamiento —ubicado en el Palacio de los Mendoza, de estilo plateresco— invitan a pasear sin prisas.
La siguiente parada es Almiruete, una pequeña pedanía con vistas privilegiadas al pico Ocejón. Aquí la arquitectura negra cobra fuerza, con casas tradicionales de piedra oscura y la iglesia de la Asunción, de origen románico.
Pequeños pueblos, grandes tesoros
El recorrido prosigue hacia Palancares, uno de los núcleos más pequeños de la ruta, con apenas una decena de habitantes. Su minúsculo tamaño no le resta encanto: el paseo por sus callejuelas, flanqueadas por muros de pizarra, ofrece una estampa inolvidable.
Finalmente, la ruta desemboca en Valverde de los Arroyos, el más emblemático de los Pueblos Negros. Este pequeño pueblo, con apenas 80 habitantes, es un auténtico museo al aire libre de arquitectura tradicional.
Destacan sus casas de dos plantas construidas íntegramente en pizarra, la fuente de la Plaza Mayor y la iglesia parroquial de San Ildefonso.
Para quienes deseen prolongar la escapada, muy cerca de Valverde de los Arroyos se encuentran Las Chorreras de Despeñalagua, una impresionante cascada que completa la experiencia con un paisaje natural de primer orden.
Un patrimonio que resiste al olvido
Los Pueblos Negros de Guadalajara representan un ejemplo único de adaptación al medio y de preservación de las tradiciones constructivas. Lejos de los circuitos turísticos más concurridos, su visita ofrece una oportunidad para redescubrir la belleza de lo sencillo, en una tierra que ha sabido conservar su alma en cada piedra oscura.