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Peleas en el Partido Popular

Rafael González Morera

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Están los afiliados del Partido Popular con los cuchillos en la boca y apuntando mayormente al palmero Asier Antona, que salvó su cabeza de momento gracias a las gestiones urgentes de María Dolores de Cospedal, que puso firme a todos los presidentes insulares, más a los hermanos Hernández Bento, Juan José Cardona y Manuel Fernández, todos ellos enemigos declarados de Antona, especialmente el herreño Fernández y el grancanario Cardona. Unos días antes de la celebración de la sesión en donde fue confirmado como presidente del partido Asier Antona, se celebró una reunión subversiva y clandestina en La Laguna a la cual asistieron l@s president@s insulares Agueda Montelongo (Fuerteventura), Astrid Pérez (Lanzarote), Javier Trujillo (La Gomera), Manuel Domínguez (Tenerife), a los cuales se sumó Manuel Fernández, con el objeto de presionar a la dirección nacional para que Antona no fuese elegido presidente. No quiso asistir a la reunión, pese a que fue invitada, María Australia Navarro, presidenta del PP de Gran Canaria, quién ese mismo día informó a María Dolores de Cospedal las maniobras de los “rebeldes” al líder palmero. Tampoco asistió el presidente del Partido Popular en El Hierro, Juan Manuel García Casañas.

También se sumaron a los antiantoneros, los hermanos Hernández Bento, María del Carmen y Enrique, Juan José Cardona, y alguno más de poca entidad, pero rápidamente fueron todos conminados desde Madrid a deponer sus actitudes “subversivas”. El primero que se puso a las órdenes de la Cospedal, prietas las filas y firme el ademán, fue el tinerfeño Manuel Domínguez, que comenzó a cantar las excelencias y formidables virtudes de Asier Antona, y después del tirón de orejas que le dio Cospedal a Enrique Hernández Bento (“no te olvides que eres el Delegado del Gobierno en Canarias, y deberías ser exquisitamente neutral”), el Bento se puso a contar todas las gaviotas que podía divisar desde la Plaza de la Feria.

Todo este proceso antiantonero tendrá sus consecuencias futuras, y me chisman mis gargantas profundas del PP que Antona sin prisas pero sin pausas se dispondrá a mandar al banquillo de los suplentes a Juan Santana, secretario de Política de Comunicación y jefe de Prensa de José Manuel Soria, María del Carmen y Enrique Hernández Bento, que también caerán en desgracia, Antonio Alarcó, secretario de política nacional y Senador en la legislatura que acaba de terminar y que no congenia con Antona, y Juan José Cardona, que ya en la pasada legislatura pretendió estar en las listas nacionales, bien como candidato al Congreso o al Senado, pero entre Soria y Antona le pusieron un tapón. Me chisman que tras su fracaso en el Ayuntamiento, la próxima dirección regional del PP aprovechará para acabar con su carrera política, cosa que también le ocurrirá a Manuel Fernández, acusado por Antona de ser el principal instigador del movimiento “subversivo”.

Pese a todo, el grupo antiantona sigue con sus cuchillos preparados para el Congreso Regional que presumiblemente se celebrará en otoño, con dos años de retraso. Argumentan que es importante que el presidente del partido sea de Gran Canaria o Tenerife, y el secretario general de una de estas dos islas capitalinas alternativamente. De ahí que la lucha contra Asier Antona esté aplazada para un mejor momento. A nivel nacional la repercusión de las mentiras de Soria sobre los papeles de Panamá, y las empresas en las que ha participado han sido muy negativas para el equipo dirigente de la calle Génova, y los vicesecretarios nacionales se rebelaron contra Rajoy que en principio pretendió defender a Soria, como habitualmente hace con todos sus presuntos delincuentes. Los enormes patinazos del exministro en el sector de la minería y sus negativas relaciones con las eléctricas, su ataque frontal a los intereses de Canarias en diversos aspectos, desde los eolos a los faycanes, y especialmente las prospecciones petrolíferas de Repsol en las costas de Fuerteventura y Lanzarote, han hecho de Soria un peligro público. Su final político deja al Partido Popular de Canarias en una orfandad directiva, porque quién lo dirigió como un auténtico führer, dictador, duce, ahora tiene un complicado relevo porque Antona no llega ni a jefe de centurias, prietas las filas y firme el ademán, por el Imperio hacia Dios.

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